Esta primavera se cumplirán tres años de la insurgencia ciudadana que fue el 15M y que era una respuesta a la gestión neoliberal de la crisis económica y a unas instituciones que no sólo no daban cauce a las demandas de la ciudadanía, sino que se les enfrentaban, atacando derechos y democracia. La respuesta ciudadana adquirió nuevos bríos, adopto nuevas formas y arraigó, como una corriente de fondo que desbordaba todos los hábitos políticos y organizativos establecidos. Politización, experimentación, movilización, activismo... Tres años que han removido muchas cosas. Aunque todavía tiene que llover.
Lo que el último gobierno Zapatero inició, el gobierno del Partido Popular lo ha profundizado, dando paso a una verdadera oleada deconstituyente en todos los frentes y a una profunda crisis de régimen político. Ante la voladura del orden constitucional provocada desde arriba, en conexión con la ruptura del pacto de clases de posguerra y laoligarquización de la vida política y económica en Europa, han reemergido viejas cuestiones sobre la continuidad del poder oligárquico en el Reino de España, como desarrollaba Gerardo Pisarello en el artículo El régimen constitucional español, 34 años después ¿reforma o ruptura democrática?. La democratización del estado, de la economía y el derecho de las naciones a la autodeterminación siguen siendo los nervios de esta disputa de poder, la monarquía sigue siendo su clave de bóveda.
Se acerca un nuevo ciclo electoral, que comienza por las elecciones europeas. La disputa del poder político se juega en estos momentos en el terreno de la movilización, el de la construcción de alternativas y en el de las ideas, pero debe abrirse brecha en el terreno político-institucional. En ese terreno planteábamos, hace ya un año y pico, la necesidad de una Alternativa Ciudadana para hacer posible la ruptura democrática Diferentes dinámicas, hacen difícil que esta alternativa ciudadana sea posible tal y como la imaginábamos, pero es necesario hacer algo en esa dirección, proyectando esa idea para todo el ciclo electoral, reafirmando y sirviendo a la dinámica fundamental de movilización ciudadana, a la necesidad de ruptura democrática para abrir procesos constituyentes protagonizados por el pueblo en Catalunya, en el Reino de España y en Europa. Gerardo Pisarello conecta y es estimado personal, política e intelectualmente por mucha gente y muchos sectores, pero sobre todo, es garantía de poder construir instrumentos para avanzar por esta senda.
Luis Juberías