Dimite el director de la Agencia Andaluza de Energía por tener una casa en suelo ilegal y con luz 'pirateada'. Más exactamente, el alto cargo había construido una casa en suelo ilegal en un pueblo de Málaga en la que, además, habría pirateado la conexión eléctrica y de agua (1). ¿Nos ponemos a reír ante tan surrealista situación o montamos en cólera ante la mezquindad de este alto cargo de la Junta de Andalucía? ¿El personaje de marras puede ser catalogado de friqui o de lumpen? Tremendo dilema para el politólogo.
En cualquier caso todavía nos asaltan otras interrogantes: ¿son tan austeros los emolumentos que percibe el director de la Agencia que debe recurrir a estas picardías para poder llegar a final de mes? ¿O se trata de una particular lucha particular, a lo francotirador, contra los precios abusivos de la electricidad y del agua? Habría que consultar su biografía para encontrar una aproximación a la personalidad de este tipo. O, lo que es lo mismo, para tener noticias de cuándo empezó a apuntar maneras.
Hasta la presente la zoología de la corrupción política española (al menos, la más mediática) se había caracterizado por un elenco de rufianes autodidactas que actuaban al por mayor: una casta de altos vuelos que había amasado enormes fortunas. No es necesario dar los nombres de los componentes de esta cofradía que con el paso del tiempo se había ido jerarquizando en función del parné que iban acumulando. Hacia ellos se había enfocado la atención. Ahora, habrá que investigar, por si fuera poco, los que pertenecen al escalafón inferior: a los becarios de esa disciplina y a los estudiantes de primero de Gurtel.
En todo caso, no parece que el director general haya sido un alumno aplicado en las Ciencias Corrupcionales. Si bien aprobó la asignatura de Ocultamientos y doble vida, no obtuvo buena nota en Ontología de la Corrupción que enseña taxativamente a meter en cazo en los grandes negocios y no precisamente en esa quisicosa de la picardía de piratear el agua y la electricidad. A menos que la academia privada en la que hizo sus estudios fuera una hechura del patio de Monipodio de cervantina memoria.
En definitva, el director general es una muestra más del fracaso escolar. Porque si te pones en las filas de las artes corruptas, no te pringues por una baratija. Eso lo hacen solamente los corruptos friquis.