Es frecuente citar al pensamiento gramsciano en el que se define como crisis aquella en la que "lo viejo que no termina de morir, y lo nuevo no acaba de nacer". Pero si alguna novedad demuestran las últimas elecciones al Parlamento Europeo es que lo viejo empieza a dar algo más que signos de debilidad. En las elecciones más europeas de la historia, en las que se han sometido a debate