Nota. Perdón, algún "duendecillo" ha convertido en gamberras mayúsculas lo que ha sido escrito en humildes minúsculas. Tal vez parea realzar a la parejita que posa en Amsterdam.
El grupo parlamentario de Convergència i Unió entendió que era oportuno que el alijo de contrabando de droga que se encontró en el buque escuela de la Armada Juan Sebastián Elcano debía debatirse en el Parlamento español. Desde luego, el asunto se lo merece. A tal efecto, el diputado Jordi Jané presenta la debida documentación. Y, como es natural, el asunto pasa a figurar en el orden del día. Mientras tanto, el ministerio de Defensa remueve Roma con Santiago y empieza la presión a CiU. De los entresijos nada se sabe. Sin embargo, en menos que canta un gallo, el diputado Jané retira su propuesta y nos brinda una explicación que sólo amablemente podemos calificar de esperpéntica: «Es para aligerar el orden del día» (1).
Pues bien, conociendo mínimamente los vericuetos de estas cosas no es desacertado considerar que Artur Mas, consultado o no, diera la orden de retirar la propuesta de su grupo parlamentario en Madrid. La pregunta es, pues, ¿a cambio de qué? Lo que engarzaría con otra: ¿Se planteó esta iniciativa para provocar una ulterior negociación? Desde luego, no sería ni el primer ni el último cambalache de la historia del parlamentarismo.
Sea como fuere, todo este obsceno asunto tiene otras lecturas no menos relevantes. A saber, la corrupción en el Ejército, perdón, en la Armada. Ahora bien, en este caso concreto ¿qué miembros de la dotación del Juan Sebastián Elcano están implicados? ¿quiénes hicieron la vista gorda del cargamento de droga? A un servidor no le interesan nombres sino las categorías profesionales: marinería, suboficiales, oficiales y mandos. Porque si el Ministerio de Defensa ha corrido las cortinas algo habrá de oscuro en todo esto. Algo que no puede substraerse, quedando en la jurisdicción militar, al conocimiento del parlamento. En este caso nos encontraríamos ante una nueva «zona gris» de la democracia en el sentido que le daba Alain Minc a esta expresión. Con el agravante de que, en lo que nos ocupa, es el parlamento español –para mayor precisión, la mayoría absoluta-- quien se inhibe activamente. O, por mejor decir, es el parlamento quien protege esa zona gris. Eso sí, con CiU que tira la piedra y, posteriormente, esconde la mano: una actitud en la que ha demostrado desenvolverse.
A ver, ¿quién dijo que no se entendían Mariano y Artur? ¿Quién ha dicho que uno y otro no comparten un buen cacho de propiedades. Estúdiese el teorema de las proporciones definidasque diseñó en su día el profesor Maffeo Pantaleoni y que tanto le sirvió a Antonio Gramsci en sus Cuadernos de la Cárcel. Lo que me viene al pelo para recordarles que tiene no poca utilidad ese conjunto de libros. Hay traducciones de gente solvente en la materia: Manuel Sacristán y Jordi Solé Tura. Valete.
(1) http://www.publico.es/540698/defensa-logra-que-el-alijo-del-elcano-no-sea-debatido-en-el-congreso