
La espirulina, que lleva siglos cosechándose en África y Sudamérica, es uno de los alimentos que los investigadores estudian para que los astronautas la cultiven lejos de la Tierra. La astronauta de la ESA Samantha Cristoforetti fue la primera en comer alimentos con espirulina en el espacio y, ahora, los conocimientos adquiridos van a aplicarse a un proyecto piloto de suplementos alimenticios en el Congo.
Durante los preparativos para sus largas misiones lejos de la Tierra, los astronautas tienen que aprender a cultivar su propia comida. El equipo del Sistema Alternativo de Soporte Microecológico para la Vida, o MELiSSA, busca crear un ecosistema cerrado que convierta de forma continua los residuos en alimento, oxígeno y agua.