Querido don Kirk, amigos comunes de Parapanda me piden dos cosas: una, que le trasmita a usted muchas felicidades por sus primeros cien años; otra, que, cuando pasen los fríos, venga usted a Parapanda a pasar unos diícas. En realidad, don Kirk, tenemos muchas cosas que comentar al calor de unas buenas botellas de vino de Albondón y unas tapas de chotillo a la campera. Esperamos que no se haga de rogar. Muchos abrazos de todos nosotros.
P/S.— No haga caso de esa cofradía tan pendenciera que son los médicos.