Homenaje al maestro Sebastián Iradier
El Rector no tiene quien le defienda. Tan sólo el director de un periódico, de cuyos nombres no es necesario acordarse se ha puesto de su lado. El Rector, el Rector Magnífico, el Rector Magnífico de la Universidad Rey Juan Carlos está más solo que la una en punto.
En todo algunos medios hablan de plagio. No señor, el Rector es un copión. Uno que –para decirlo en los términos de hoy-- ha sangrado, copiado y pegado los textos de autores españoles y extranjeros. La Docta defino el plagio así: «copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias». Que, evidentemente, es también lo que ha hecho. Pero ha hecho algo más: ha fusilado reiteradamente largos párrafos de «obras ajenas», que ha copiado incluso las erratas. Preocupante que no tuviera ideas propias, preocupante que se lanzara tan desparpajadamente a la «operación fusilamiento», preocupante que pensara en que no iba a ser descubierto, preocupante en creer en la impunidad de lo que hacía.
Me viene a la memoria el caso de otro copión: Georges Bizet, el autor de esa fanfarria sedicentemente operística que es Carmen. Este caballero oyó en algún lugar una habanera, El arreglito, de un músico vasco llamado Sebastián Yradier. Bizet, ni corto ni perezoso, copió y pegó y descaradamente la introdujo en su fanfarria. Una vez estrenada Carmen, alguien le dijo que era un plagio caballuno. Bizet, luciendo su particular ojana, se encogió de hombros. Y nunca lo reconoció. La comunidad de los musicólogos siempre guardaron silencio sobre el particular. Ni siquiera Roger Alier, en su monumental estudio, Guía Universal de la Ópera, lo señala.
Que el maestro Iradier era un músico como la copa de un pino lo demuestra, además de El Arreglito, con su deliciosa habanera, otra más, que es La Paloma, «Si a tu ventana llega una paloma…»
Oigan El Arreglito, y la comparan con Bizet. Aquí la tienen: https://www.youtube.com/watch?v=YFDurZPYTDU
