
A new chapter in ethics education began in Salamanca, Guanajuato, as 15 facilitators participated in a Learning to Live Together training workshop. The event, held in collaboration with the Secretary of Education of Guanajuato (SEG) and ‘Comunidad FAST’ (Faith, Social Action and Transformation), marks a significant effort to foster social and emotional skills among young students.
The workshop, held from January 31 to February 3, 2025, is part of a strategic initiative to foster safe learning environments, protect children from violence and promote their holistic well-being. Facilitators trained during this workshop will implement the Learning to Live Together program in 28 public schools across Salamanca throughout the school year, reaching more than 5,000 young people aged 12 to 15. Salamanca was specifically chosen due to its high levels of violence, organized crime, and child recruitment, making this initiative a crucial step in promoting peace and safety for children and adolescents.
Facilitated by Mr. Francisco Vila, Head of Programs, and Ms. Silvia Correa, Consultant on Ethics Education, both from Arigatou International – Geneva, the workshop was organized with the support of GNRC México under the leadership of Ms. Sandra Cazares, Pastor and Founder of ‘Comunidad FAST.’

The training aimed to equip educators, youth leaders, and social workers with essential methodologies and resources to implement ethics education programs effectively within their communities. By the end of the workshop, participants had developed a profound understanding of the core concepts, methodologies, and educational approach of Learning to Live Together, enabling them to refine their teaching strategies and create meaningful learning experiences.
Ms. Cesia Espinoza, a workshop participant, reflected on her experience: “I arrived at the facilitator workshop expecting to receive tools to implement the program, and while I did gain those, it was also a transformative experience that reconnected me with my spirituality. It showed me how, through ethical values, we can plant the seeds of change in our surroundings.” This sentiment was echoed by Ms. Patricia Restrepo, who added, “This experience has enriched me and strengthened my conviction in the methodology and philosophy of working for children and adolescents from a holistic perspective, rooted in spirituality—starting from within ourselves.”
Ms. Teresa Castellanos, an official from SEG and President of EduPaz, visited the workshop and engaged in a dialogue with the participants. She shared insights on the pressing issues of violence affecting children and adolescents in the region, fostering an open discussion on the role of education in addressing these challenges. Inspired by her words, many participants reaffirmed their commitment to fostering safe spaces for young learners. They engaged in thoughtful discussions on the impact of violence on children and adolescents, emphasizing the transformative role of values-based education in challenging environments.

Through interactive sessions and reflective exercises, participants gained the knowledge and skills needed to design ethics education programs tailored to their specific contexts. Additionally, the sessions provided valuable insights into monitoring and evaluation tools, ensuring the sustainability of the initiatives.
“I am convinced that we will reach many lives and homes, paving the way for a better world based on love, empathy, respect, and reconciliation—fundamental values both for the foundation and society, which need to be strengthened and, most importantly, lived,” reflected Ana Laura Aguilera at the end of the workshop.
Following the training, teachers will bring this program to life, inspiring adolescents to become changemakers in their communities. By fostering creativity and leadership, students will not only develop meaningful projects but also amplify their voices, take ownership of their spaces, and lead transformative initiatives that shape a brighter future for themselves and those around them.
“We don’t see Learning to Live Together as a project with a start and end, but rather as an ongoing element that strengthens our work as a faith-based community, allowing us to offer true guidance to adolescents,” explained Sandra Cazares when discussing the next steps. “It was a deeply enriching experience that encouraged us to connect with ourselves, with God, and with our communities. It equipped us to foster empathy, methodically address conflict resolution, self-esteem, and peacebuilding, critically analyze injustices, and, most importantly, it mobilized us into action.”
Salamanca is currently considered a priority area by the State of Guanajuato due to its high levels of violence and school dropout rates. Through ethics education and intercultural and interfaith learning, this workshop represents a powerful step toward building pathways to peace and creating safe spaces for young people in Salamanca and beyond.

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Íñigo Chivite Araiz. Voluntario en Hospital San Juan de Dios de Amrahia, Accra, Ghana y trabajador del Parc Sanitari de Sant Boi
«He aprendido que la fortaleza de un pueblo no se mide solo por su capacidad de crecimiento y desarrollo, sino por su habilidad de hacerlo regenerando su identidad desde las raíces y conservando su esencia en cada paso.»
Durante mi participación en el Saint John of God Hospital Amrahia, en Accra, Ghana, tuve la oportunidad de colaborar durante 5 semanas en el laboratorio de análisis clínicos. La principal labor del centro es brindar servicios sanitarios a la comunidad, y mi rol consistió en apoyar en distintas actividades del laboratorio.
Entre mis principales tareas, estuve involucrado en el registro de pacientes, el procesamiento de muestras analíticas y la distribución de los resultados. Mi rol era ser uno más del equipo, siempre disponible para apoyar en lo que se necesitara, desde la gestión de los pacientes y datos hasta el análisis de muestras.
Una de las iniciativas más destacadas fue mi contribución al análisis de registros pasados del hospital. Después de conocer el funcionamiento general del laboratorio, identiqué la posibilidad de colaborar mediante la revisión de los registros anuales. Mi análisis incluyó datos como el número de pacientes atendidos por día, los tipos de análisis realizados y las muestras extraídas. Con esta información, creé una serie de gráficas que podrían ser de ayuda en la gestión del personal del laboratorio y sus recursos, anticipando la afluencia de pacientes en función de la época del año o incluso del día de la semana, especialmente durante los picos estacionales de malaria.
Desde el primer momento, la acogida por parte de los hermanos del centro fue excepcional. Me hicieron sentir como uno más, integrándome en su rutina y siendo muy atentos conmigo. La relación con los profesionales del hospital también fue muy positiva; se mostraron abiertos a explicarme sus funciones, haciéndome partícipe de su día a día y compartiendo sus investigaciones conmigo.

Uno de los aprendizajes más signicativos que me llevo de esta experiencia es la resiliencia cultural del pueblo ghanés. Pude ver cómo están trabajando activamente en la regeneración de su identidad, reforzando sus raíces culturales desde la educación de los más pequeños, y recuperando lo que les fue arrebatado en el pasado. A pesar de la fuerte influencia de la cultura occidental, han logrado adaptarla a su propia naturaleza, manteniendo su esencia.
Mi consejo para aquellos que estén considerando realizar un voluntariado internacional es que no lo duden y se lancen. Si ya lo están considerando, es porque sienten esa inquietud interna que solo podrán satisfacer viviendo la experiencia. No deben temer lo desconocido, porque el impulso y la curiosidad serán mucho más fuertes que cualquier aversión inicial.
En cuanto a orientaciones prácticas, les recomendaría que intenten familiarizarse con el espacio en el que estarán, tanto en términos de alojamiento como de los servicios disponibles.
También es importante conocer los procedimientos para obtener el visado con anticipación.

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Soy David Ruiz Pajares, trabajador del centro asistencial San Juan de Dios de Palencia y voluntario del centro desde hace muchos años. En el 2015 hice mi primer voluntariado internacional a Bolivia en Cochabamba en salud mental también.
El pasado mes de agosto he participado en voluntariado internacional en el Hospital Especializado de San Juan de Dios en Piura (Perú) en diferentes actividades como en el ámbito de salud mental y adicciones, colaborando en la modificación de actitudes y reduciendo el estigma asociado a la enfermedad mental.
Cuando llegué a Piura estaba muy ilusionado por conocer otra forma de trabajar, así como ayudar en lo que fuera necesario. Ese sentimiento fue recíproco ya que percibí el calor y la hospitalidad de los hermanos de San Juan de Dios, los profesionales del centro, desde la dirección hasta el personal asistencial y administrativo. Esta situación favoreció mi adaptación con mayor facilidad a una cultura diferente.
Ha sido una experiencia muy positiva en el ámbito laboral y personal. La confianza que han depositado en mí ha hecho que desarrolle al máximo mi capacidad y conocimientos.

Me ha permitido participar en el cuidado a todos los niveles, realizando distintas actividades: Acompañando a los usuarios en los comedores ya fuera en los desayunos, comidas o cenas, realizando paseos tutelados, recibía ingresos junto con la enfermera y técnico, registraba su medicación y sus pertenencias y todas las actividades que me proponían realizar. Organizaron un mercadillo solidario para recaudar fondos para el centro en el que también participé. Fui con el encargado de recoger donaciones (se llama Julio César Márquez), al mercado donde donaban alimentos para el centro: Julio llevaba el kiosco donde pasaba buenos ratos todos los días. Él fue quien me enseñó parte de lo que aprendí allí sobre todo su cultura. En definitiva, me llevo un gran amigo para toda la vida. También se encargaba del alquiler de las canchas de fútbol, una buena iniciativa para sacar fondos para el mantenimiento del centro.
Para finalizar, quiero agradecer su labor a la Juan Ciudad ONGD, por facilitar mi estancia y esta fantástica experiencia
Ya en Piura (Perú), quiero agradecer y mencionar a los Hermanos de San Juan de Dios (el Hermano Luis, Jesús Enrique y Américo) por abrirme las puertas de su casa y darme la oportunidad de vivir esta bonita experiencia, a cada uno de los profesionales del centro, el apoyo que me han prestado durante mi estancia, a la administra
ción, enfermeros, técnicos etc.
Por otro lado, tengo que mencionar al equipo de cocina por darme a conocer la gastronomía de Perú; también fue importante la labor del personal de sistemas por la conexión telefónica y poder contactar con familiares y amigos, al personal de limpieza, de mantenimiento e igualmente a los que han estado pendientes de mi seguridad.
Y por último a aquellas personas que me han hecho la estancia más agradable, me llevo muy buenas amistades con las que estoy en comunicación.
Muchas gracias San Juan de Dios por hacerme sentir realizado.

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