
Durante los últimos meses, un fragmento de la barrera Larsen C de la Antártida ha ido desgarrándose a medida que una profunda grieta atravesaba el hielo. La misión Sentinel-1 de Copernicus ha sido testigo del desprendimiento un bloque de hielo con un tamaño que duplica al de Luxemburgo, dando lugar a uno de los mayores icebergs jamás conocidos y modificando para siempre el contorno de la península Antártica.