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Número de resultados 11 para Historias

31/08/2018 - Alberto Aparicio

Federación de Mujeres Sucumbíos (FMS) – Sucumbíos (Ecuador)

Mi nombre es Alberto y trabajo para la Fundación Ramón Rey Ardid. Esta ha puesto en marcha una iniciativa por la que posibilita a sus trabajadores solicitar un permiso remunerado por un tiempo, siempre que este sea utilizado para involucrarnos como voluntarios en proyectos de cooperación. Por ello organizaron junto con algunas organizaciones de cooperación con largo recorrido una presentación de proyectos y ahí es donde conocí Huauquipura.

En Huauquipura me he encontrado como en casa desde el primer momento. Comenté con ellos que estaba muy interesado en beneficiarme de esta posibilidad que se me daba desde mi trabajo y como me habían llamado la atención sus proyectos. Me invitaron a una formación para personas que ya habíamos participado en experiencias similares (en mi caso había tenido la oportunidad de formarme y trabajar en Perú a través de una beca) y en este tiempo aprendimos, reflexionamos y compartimos vivencias siempre guiados por personas con mucha experiencia y convicción. En base a mi curriculum y motivación me propusieron que pudiera apoyar a La Casa Amiga, un albergue para mujeres víctimas de violencia gestionado desde “La Fede” (Federación de mujeres de Sucumbíos) en Lago Agrio (Ecuador). Así que pasado un tiempo, reuniones, conversaciones y cierre de detalles marche para allí.

Lago Agrio, fundada en 1979, está en la selva ecuatoriana y allí conviven unas veces y comparten espacios otras, empresas petroleras, comunidades indígenas, refugiados desde Colombia y la primera generación de lagoagrenses.

La Federación de Mujeres de Sucumbíos fue mi casa desde que llegué, ya que me habilitaron un cuarto y comía con las mujeres, niñas y niños del albergue. A decir verdad, compartía mesa con ellas, con las mujeres que trabajaban allí, con niños que acudían a la ludoteca y con todo el que pasara y no hubiera almorzado.

La Casa Amiga se llama el albergue para mujeres víctimas de violencia que gestiona la Fede, donde reciben atención legal, psicológica y social; un lugar donde tomar impulso para seguir adelante. Allí pasé a ocuparme de la ludoteca el Limonero, en honor al árbol que hubo antes que esta ludoteca. Allí me bautizaron como “el profesor”, ya que por las mañanas me dedicaba a apoyar a los niños de la casa que habían tenido que abandonar su hogar y no se habían podido incorporar todavía a la escuela en este nuevo sitio. Por las tardes hacía lo que podía con lo que algunos días llegaron a ser 20 niños y niñas entre cuatro y once años.

Reconozco que el comienzo no fue fácil, sobre todo con los niños y niñas del albergue, ya que debido a sus vivencias no todos comprendían que un hombre estuviera allí aunque poco a poco fuimos construyendo una relación de respeto, cariño y cercanía. Recuerdo especialmente las actividades que realizaba con las mujeres y niños de la Fede fuera del albergue. Fuimos en una ocasión a disfrutar de una obra de teatro, a realizar baile terapia en el parque y sobretodo algunas tardes en las que íbamos a bañarnos en el Río Aguarico, del que dicen que si te bañas en sus aguas volverás a Lago, así que me aseguré de darme más de un baño allí.

Me resulta difícil hablar en genérico cuando me refiero a las profesionales que trabajan en la Fede, a las mujeres que se alojaban en el albergue y las niñas y niños que acudían allí, ya que en todo momento vienen sus nombres y rostros a la cabeza.

Quiero dar las gracias a todas las personas que desde aquí hicieron posible mi participación en este proyecto y especialmente a las mujeres que me recibieron allí como a una más, de las que aprendí mucho a través de su ejemplo de compromiso, lucha, voluntad e independencia.
Ojala podamos encontrarnos de nuevo.

La entrada Alberto Aparicio se publicó primero en Huauquipura "Entre hermanos".


31/08/2018 - Patricia Arruga, Eduardo Castillo y Cristina Menéndez

Federación de Mujeres de Sucumbíos (FMS) – Sucumbíos (Ecuador)

Solo hay un requisito para disfrutar de las experiencias: tener muchas ganas de conocer el mundo entrando a fondo en él.

Somos tres jóvenes, Eduardo, Cristina y Patricia, amigos de la Universidad, que decidimos viajar un mes en verano para vivir una experiencia de voluntariado lejos de casa. A través de Huauquipura contactamos con La Federación de Mujeres de Sucumbíos de Ecuador con la que colabora. La provincia de Sucumbíos se encuentra en el norte del país, haciendo frontera con Colombia y la Federación de Mujeres (conocida allí como La Fede) está formada por un conjunto de organizaciones que se encargan de ayudar a mujeres víctimas de violencia de género.

Desde allí pedían monitores para un campamento destinado a los hijos e hijas de las mujeres que pertenecen a esta Institución y para niños/as de otras Comunidades cercanas a Lago Agrio, capital de la Provincia de Sucumbíos. Sin pensárnoslo dos veces, ya estábamos metiendo juegos y pinturas en las maletas para preparar el campamento.

Llegamos allí y sin darnos cuenta ya formábamos parte de una gran familia que nos hizo sentir como en casa. Las trabajadoras de la Fede, las voluntarias que se dejaban la piel día a día para que todas esas mujeres protagonistas saliesen adelante y tuviesen un futuro digno por el que luchar. Juntas lo conseguían. No parábammos de hacernos preguntas, compartir experiencias con las mujeres fue un choque de realidad en nuestras vidas. Hay muchísimo por conocer y nosotros tuvimos la oportunidad de vivirlo, de sentir en cierto modo el dolor que tenían las miradas de las mujeres, pero sobretodo de aprender que es posible salir adelante y rehacer una vida mermada por la violencia. Todo ello no sería posible sin la inmensa labor que hace la Fede y todas las personas que de una forma u otra contribuyen con ella.

“Gracias por el mejor verano de mi vida”, “Sois los mejores profesores que hemos tenido”, así acabo nuestro campamento. Los niños/as se olvidaron durante unos cuantos días de su realidad. Tratamos de dejarles un mensaje de no violencia, de respeto y tolerancia. Nos volvimos niños jugando al pañuelo y haciendo dibujos, adolescentes hablando con las niñas de cómo tienen que hacerse respetar; pero sobretodo, abrimos nuestra mente. Nos dimos cuenta que hay muchas formas de vida, mucha cultura que está lejos, pero existe. Mucha alegría y mucho cariño que recibir y más importante, que dar.
Fue una experiencia increíble. Lo que aprendimos en un mes no se puede explicar.

La entrada Patricia Arruga, Eduardo Castillo y Cristina Menéndez se publicó primero en Huauquipura "Entre hermanos".


31/08/2018 - Fernando Lorenzo

Federación de Mujeres de Sucumbíos (FMS) – Loma de Cabrera (República Dominicana)

Aterricé en Santo Domingo, en la República Dominicana, con la mochila cargada de ilusión y las ganas de aprender, con la intención de intercambiar experiencias y conocer acerca de otras realidades, aquellas que tan lejos quedan desde el sofá de nuestra casa.

Mi destino era Loma de Cabrera, provincia de Dajabón, en la frontera norte dominico-haitiana. Allí se encuentra la Unión de Centros de Madres Fronterizas de Loma de Cabrera y Restauración a la que cariñosamente llamábamos “La Unión”. En principio llegué para una experiencia de voluntariado de corta duración (tres meses) pero debido al calor y al cariño de la gente, al formidable trato que me brindaron, la experiencia terminó siendo de un año, un año increíble de vivencias y aprendizajes.

Entré a vivir en una bonita casa con otras personas voluntarias y la técnico de proyectos; estaba situada en el centro del pueblo y con una terraza que jamás borraré de la memoria. Convivir con más gente hizo las cosas muy sencillas, siempre me sentí arropado, compartiendo vivencias y buenos momentos.

Chin a chin (poco a poco) pude ir conociendo la vida en La Unión. Allí trabajaba un grupo de mujeres que son la cara visible de una organización que integra a un total de 47 Centros de Madres de las distintas comunidades. Esas mujeres desde el primer día se convirtieron en mi familia, abriéndome la puerta de sus casas y cuidándome como a uno más; ese calor me acompañó durante toda mi experiencia en Dominicana.

El Centro de Formación Técnica es el espacio donde se desarrolla la actividad central de la organización. Desde que fue construido se han impartido numerosos cursos de formación trabajando en colaboración con el INFOTEP (Instituto Nacional de Formación Técnico Profesional), dando la oportunidad a las mujeres de recibir formación sobre costura, repostería, macramé, mercadeo, elaboración de jabones, etc.
Las mujeres, a raíz de la capacitación sobre elaboración de jabones, andaban inmersas en la producción y venta, sus productos estrella son por un lado el Jabón de Cuaba para lavar la ropa, y por otro las “gotitas” (producto para el cabello que todas las mujeres utilizan) y el mentol.

Paralelamente estábamos trabajando con un programa de fondos rotatorios para iniciar actividades productivas que funcionaba sorprendentemente bien, digo esto porque habitualmente este tipo de fondos tienen una alta tasa de morosidad o impago y en este caso la primera ronda había sido devuelta casi íntegramente, dándole la oportunidad a nuevas socias para emprender. En esta fase participé como facilitador para la identificación de oportunidades de negocio y nociones básicas de gestión y planificación.

En La Unión, desde hace algún año, hay diversos Centros de Madres que tienen formados grupos de auto-ahorro con el propósito de generar ahorro personal y un fondo de emergencia para hacer frente solidariamente a posibles imprevistos que pudieran darse en el grupo, estos grupos les permiten (a las ahorradoras más constantes) llegar al reparto de fin de año con algunos “chelitos” para lo que cada una considere menester.

La última iniciativa de las mujeres es que vendían helados que traían de Santiago de los Caballeros aprovechando los viajes que se hacían para hacer “diligencias”. Más tarde gracias a uno de los proyectos de Huauquipura pudo comprarse maquinaria y recibir las capacitaciones para elaborar artesanalmente el helado, ¡cuánto echo de menos aquellos deliciosos helados!

Me resulta imposible sintetizar el sinfín de experiencias que he tenido la oportunidad de vivir, lo aprendido y lo aprehendido. El voluntariado ha sido mi primer paso en el camino, una profunda reflexión sobre el deber de solidaridad que nos atañe. Siempre, siempre, estaré agradecido a la oportunidad que me dio Huauquipura de formar parte, de integrarme en uno de sus proyectos en una isla caribeña donde el tiempo se para y la vida avanza al son del merengue y la bachata.

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31/08/2018 - Olga Torres

Unidad Educativa Especializada “Nuestra Señora del Carmen” – Ricaurte (Ecuador)

Ya llevo más de un año en Ecuador, y se dice pronto. Parece que fue ayer cuando aún no creía que iba a vivir tal experiencia que marcaría un antes y un después en mi vida; cuando estaba empacando la maleta y despidiéndome de toda mi gente en Zaragoza para partir rumbo a Ecuador, al pueblito de Ricaurte, ahora ya mi Ecuador querido, mi Ricaurte amado.

Llegué a la Unidad Educativa de Educación Especial como voluntaria, dispuesta a ayudar en todo lo que pudiera e hiciera falta, y así fue, realizando una labor de trabajadora social voluntaria cooperante.

El inicio fue costoso, ya no por el hecho de alejarme de todo cuanto he tenido en mi vida, familia, amigos/as, trabajo,… si no por el proceso de adaptación a un país con una cultura diferente, por conocer el funcionamiento de la escuela, las profesoras, el alumnado, sus necesidades y sus familias.

Sin embargo, se me dio un espacio de adaptación y un acogimiento muy cercano, lo que supuso una mejor integración y de una manera más rápida. Al poco tiempo, ya me sentía como si llevara aquí mucho tiempo, realizando visitas domiciliarias con compañeras de trabajo muy predispuestas a ayudarme en lo que fuera; visitando a las familias, quienes abrieron sus puertas a mi persona, tratándome como una más. Por otro lado, con los chicos y chicas de la escuela fue una acogida espectacular, sinceramente no tengo palabras para poder describir lo que me han hecho sentir, me cogieron cariño desde el primer día y yo a ellos/as igual.

Durante todo este año he sido parte de esta maravillosa escuela donde acuden no sólo estudiantes con diferentes discapacidades físicas o intelectuales, sino también otros niños/as con dificultades sociales o conductuales, proporcionando mejoras en la calidad de vida ya no sólo de éstos, sino también de sus familias, habiendo una gran diversidad en sí mismas, aprendiendo con ello la importancia del respeto y la colaboración.

Gracias a esta gran oportunidad que se me ha brindado de venir hasta acá he podido desarrollarme mejor como profesional, asumiendo un rol y unas responsabilidades propias de mi formación pese a realizar mi voluntariado, sintiéndome valorada y respetada por las compañeras. Pero el aprendizaje y la experiencia no han sido gratificantes solo por ello, si no por toda la vivencia y las relaciones que he ido construyendo tanto con la gente aquí, como con los propios niños y niñas de la escuela.

Aquí he crecido como profesional, pero sobre todo como persona, y por ello se me va a dificultar mucho la salida. Tras 14 meses aquí, trabajando en esta escuela, conviviendo diariamente con estos niños y niñas, sus familias y con las profesoras, llego la hora de decir adiós, o mejor dicho, un hasta luego. Aquí he construido una familia, mi familia, de la que no me quiero separar. Mi corazón se encuentra dividido en espacios muy distantes entre sí, y no quiero dejar de estar en ninguno de los dos. Es demasiado lo que se ha creado aquí como para poder decir un simple adiós.

No tengo palabras para describir lo que he vivido aquí, la gratitud y la suerte que he tenido pudiendo vivir todo esto, conociendo a las maravillosas personas de las que me he rodeado. Este es mi pueblo, y esta ya es mi gente, forma parte de mi vida y espero que nunca salga de ella. Y no soy yo sola la que ya me considero ecuatoriana, mejor dicho ricaurteña, si no todos ellos. Cada vez que me dicen que no me vaya, que ya me quede aquí viviendo y lo reconsidero, cada vez que pienso en el momento de mi partida se me despedaza el corazón, en cientos de pedazos, uno por cada maravillosa persona que conocí aquí.

No se cómo voy a afrontar lo que me viene a finales de año, tan sólo sé que repetiría una y mil veces esta experiencia.

Gracias, de todo corazón, gracias, mil gracias.

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31/08/2018 - Cristina Minchot

Federación de Mujeres de Sucumbíos (FMS) – Sucumbíos (Ecuador)

Acababa el 2015, empezaba el 2016 y… era lo mismo que decir que entraba en los últimos meses de mi experiencia. Al principio lo llevé fatal, no paraba de repetir “esto ya se acaba” (pese a que quedaban algunos meses) y se me saltaban las lágrimas constantemente. A esto se unió la mala noticia de que el Ministerio no renovaba el convenio que tenía con la Fede y eso nos obligaba a cerrar prácticamente todos los servicios. Fueron momento muy duros pero… una vez más recibí mil lecciones de grandes mujeres y… hoy puedo decir que el proyecto, aunque no sin dificultades SIGUE.

Decidí pasar las navidades y la noche vieja en Puerto Libre, no quería irme de Ecuador y menos esos días. Días que me cargaron las pilas de una manera especial y me ayudaron a cambiar el chip y vivir y disfrutar la última etapa de una manera especial. ¡Cómo perder un minuto de disfrute con lloros!

El 2016 lo empecé con muchas ganas y energía. Fueron meses de mucho trabajo, pero también de muchas alegrías, iban saliendo los frutos de lo sembrado. Cerramos la contabilidad de las 4 primeras CACEG (Cajas de Ahorro y Crédito con enfoque de Género), y acabamos toda la serie de talleres preparados. Ya había 4 cajas totalmente formadas y mujeres con ganas de empezar su propio emprendimiento y ganar autonomía laboral y económica.

También había momentos de ahogo, ya no era tanto de tristeza por irme, si no… como de prisa, de angustia por no tener más tiempo y poder hacer más cosas antes de irme.

Esto se unía a momentos de reflexión y análisis de lo hecho, vivido, aprendido, compartido, buffff, tanto y tanto.

Ha sido indiscutiblemente la mejor experiencia de mi vida, y la más rica a todos los niveles.

Tocaba volver y antes de eso, las despedidas, solo puedo decir que muy muy duras, lloré mucho, pero sobre todo de emoción por recordar todo lo vivido, que fue muy muy grande.

Al llegar, nada fue como pensaba. Los primeros días estaba deshinchada, me faltaba energía, y estaba muy cansada, como ausente, creo que todavía estaba allí. Después llegó el aterrizaje, obligatorio, estas aquí y aquí tienes que estar a todos los niveles, aunque indiscutiblemente ya nada era igual, yo no era igual. He echado de menos aquello y a la gente que allí encontré desde el minuto uno, pero me alegro de haber vivido la experiencia, de ver el cambio que ha supuesto en mí y de lo que he aprendido.

Sigo en contacto con Ecuador, y colaborando con el proyecto lo que la distancia me permite, y también he recuperado actividades sociales que hacía antes de irme.

“¿Y ahora qué?”, “Ahora aquí”, me dijo una vez un compañero a la vuelta de una de las primeras experiencias que tuve de cooperación, pero más corta. En aquel momento yo le conteste “¿y que hago yo si no quiero estar aquí?”. No sé si será aquí o allí, o en los dos sitios, pero sí que sé que ahora soy y vivo diferente y todo gracias a esta experiencia!!!

La entrada Cristina Minchot se publicó primero en Huauquipura "Entre hermanos".


31/08/2018 - Laura Navarro

Unidad Educativa Especializada Nuestra Señora del Carmen – Ricaurte (Ecuador)

Es difícil contar todo lo que aprendí y sentí en esta gran experiencia, pero voy a comenzar por lo más fácil, presentándome. Soy Laura, una estudiante de medicina que decidió adentrarse en esta breve pero intensa experiencia del voluntariado internacional, antes de comenzar el último año de la carrera. Me puse en contacto con Huauquipura y les transmití mi deseo de colaborar en un voluntariado lejos de casa ofreciendo mi yo personal y no profesional, pues en un futuro quiero hacer lo mismo pero ejerciendo de médico. Desde Huauquipura me ofrecieron colaborar con CEENCAR, una pequeña escuela para niños, niñas y adolescentes con discapacidad tanto física como intelectual.

En realidad, cuando llegué a Ricaurte (Ecuador) no sabía cuál iba a ser mi función allí exactamente. Lo único que sabía era que iba a estar en el CEENCAR durante un mes. Al principio entre el “jet-lag” y el no saber mi función me sentía un poco desorientada pero rápidamente me acogieron todos, y fue, a los dos días cuando me presentaron a 4 hermanitos (Ronny, Joao, Henry y Josué), muy agradables ellos y me contaron a qué nos íbamos a dedicar los posteriores días: a gestionar un huerto para personas discapacitadas.

Al comienzo de la semana me enseñaron el huerto, el cual estaba habilitado en su mayor parte para que ellos pudiesen trabajar con su silla de ruedas puesto que son discapacitados. Tres de ellos tienen la enfermedad de Lesch Nyhan y el cuarto y más pequeño síndrome de Down. Además también se incorporó Karina, amiga de ellos, que era sordomuda. Ellos no pueden asistir a las clases de la escuela puesto que ya son mayores de edad y el Estado no se lo permite. La finalidad de este huerto es ofrecerles la inclusión laboral, en definitiva, que todos los días amanezcan y tengan una obligación y labor que hacer.

Además hacíamos otras actividades, como ir a dar paseos por el pueblo, ver alguna película, realizar actividades comunes del colegio o simplemente charlar durante un buen rato. Lo que más me gustaba era verles felices y con una sonrisa en la cara a pesar de todas sus dificultades. Me hicieron sentir parte de su vida, de su alegría y eso no tiene precio.

El último día de mi estancia allí fue muy duro, fue triste despedirme de todos ellos… no quería irme, era una sensación extraña, una mezcla entre felicidad por haberles conocido, a ellos y a todos en general, y tristeza porque no sabía cuándo les iba a volver a ver.

Terminando ya esta breve memoria, quiero agradecerles a todos esta posibilidad que se me dio para realizar esta actividad. He vivido, me han enseñado y he aprendido un montón de cosas gracias a todos ellos. Recuerdos y enseñanzas que siguen perdurando en mi memoria día a día, como si hubiesen ocurrido ayer.
Un trozito de mi corazón se ha quedado en Ricaurte y en un futuro muy próximo, estoy segura de que volveré a visitarlo.

La entrada Laura Navarro se publicó primero en Huauquipura "Entre hermanos".


30/08/2018 - Dina Celma

Conservatorio Semillas Musicales – Ayolas (Paraguay)

Dicen que las oportunidades llegan, y es elección tuya cogerlas o dejarlas ir, y así fue mi caso. Se me presentó la oportunidad de ir a Paraguay y, sin pensarlo, me fui. Hace dos años viajé con otras siete compañeras a Perú con un programa de prácticas de nuestra universidad y esta experiencia supuso tanto en mi vida que despertó mi interés por la cooperación. Vi en este viaje la ocasión de volver a vivir una experiencia tan enriquecedora como la anterior, de volver a cruzar el charco, de volver a mirar con otros ojos, de sumergirme en otra realidad, de empaparme de una nueva cultura, de descubrir nuevos lugares,… Y así lo hice.

Mi destino fue Ayolas, una pequeña ciudad ubicada al sur del país, donde pasé a formar parte del Conservatorio Semillas Musicales. Mi papel fue el de fortalecer la integración social y en valores de niños, niñas y jóvenes a través de la educación musical. Como maestra de Educación Infantil, mi trabajo se centró en el área de los más pequeños, aunque finalmente acabé colaborando en todos los ámbitos debido a la necesidad de apoyo en la que se encontraban. Trabajé con jóvenes a través de dinámicas con el fin de motivarles en sus estudios musicales, de hacerles ver la importancia del esfuerzo y constancia en su trabajo, y apoyé el trabajo diario en Dirección. Fue una experiencia muy enriquecedora, en la que desde el principio sentí el calor y cariño por parte de todos los alumnos, alumnas y profesores del centro, y de manera especial de la directora, con quien residí durante toda mi estancia en el país.

La dedicación fue máxima, fueron unos meses de mucho trabajo y compromiso que supuso en mí una satisfacción enorme, viendo el aporte fundamental que significó el colaborar no solo para la institución, sino para todos esos niños, niñas y jóvenes. Esa entrega diaria me regaló sonrisas, miradas de complicidad, sentimientos y emociones que solo puedes sentir en este tipo de compromisos. Porque siempre recibes más de lo que das. Comprobar la motivación que pequeños y jóvenes muestran cuando se introduce alguna novedad, el disfrute que experimentan al participar con ellos en las actividades, la sensación de complacencia cuando un niño/a disfruta del aprendizaje de un nuevo conocimiento y la satisfacción de ver que están aprendiendo valores gracias a tu trabajo porque, probablemente, lo que tú les has enseñado solo tendrán la oportunidad de adquirirlo en ese espacio. El esfuerzo y trabajo continuo que lleva el mantener una institución de este tipo y esa entrega total para que todo funcione es algo increíble.

Ojalá todo el mundo tuviera la oportunidad de vivir una experiencia así, en la que aprendes y creces en todos los sentidos, aunque especialmente en lo personal, y te aporta vivencias que son difíciles de explicar, que solo puedes entenderlas de verdad cuando las sientes.

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23/05/2018 - Romper el silencio: la ocupación israelí contada por sus soldados

Esta historia recibió el Premio de Periodismo Solidario Memorial Joan Gomis 2009* “Recuerdo muchos interrogatorios, pero hubo uno en particular, era un hombre mayor (…) y nos dijo la verdad: dijo que su vida era un infierno y que quería que nos marcháramos. (…) Lo miré y me dije a mí mismo: espera un minuto, […]

La entrada Romper el silencio: la ocupación israelí contada por sus soldados se publicó primero en Corresponsal de Paz.


23/05/2018 - Romper el silencio: la ocupación israelí contada por sus soldados

Esta historia recibió el Premio de Periodismo Solidario Memorial Joan Gomis 2009* “Recuerdo muchos interrogatorios, pero hubo uno en particular, era un hombre mayor (…) y nos dijo la verdad: dijo que su vida era un infierno y que quería que nos marcháramos. (…) Lo miré y me dije a mí mismo: espera un minuto, […]

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20/03/2017 - Sonreír en tiempos de guerra

En 1995, en pleno conflicto de los Balcanes hace ya años, un grupo de 3 cómicos decidió viajar a la zona para ofrecer una tregua de alegría a los niños afectados por la guerra. Esa primera expedición se transformó en una ONG que hoy tiene presencia en los 5 continentes, trabaja con cientos de payasos en el mundo y lucha para que la UNESCO reconozca la sonrisa infantil como ‘Patrimonio de la Humanidad’. Con el buen humor como escudo, desafían al peligro de las guerras y acuden ahí donde los desastres humanos o naturales devastan a los pueblos. En “Payasos sin Fronteras”, se toman la risa muy en serio y ahí donde van, distribuyen una singular ayuda humanitaria que aunque no se ve, se siente. Ellos donan ‘alimento para el alma’.

Fotos: Cortesía de Payasos sin Fronteras

(Junio 03 2003. Día 14. Bagdad): “Una de las cosas más cómicas fue preguntar por la manera más segura de ir hasta Bagdad. Finalmente llegamos al campo de refugiados y el jefe de la expedición nos dijo que era mejor no actuar ahí, ya que vendrían unos 3 mil niños que jamás vieron a un payaso y podría ser peligroso. Estábamos en pie desde las 5:30 de la mañana, y no podíamos llevar ni los pasaportes, porque íbamos a pasar por un lugar muy peligroso donde suelen matar a un soldado norteamericano por día. Fuimos entonces a otro campo, y la tarde se llenó de magia, hicimos un show diferente y todos lo disfrutaron mucho. Terminamos la función con el público cantando el feliz cumpleaños en árabe. Era en medio del desierto y las niñas estaban con sus vestidos de colores y sus sonrisas luminosas. Para ilustrar un poco más el momento, justo ahí, el sol se escondía entre las tiendas…¿Qué más se le puede pedir a un solo día?”

Este es el diario de un payaso, escrito durante su viaje a Irak en junio de 2003. En el texto están mezclados todos los ingredientes para escribir una historia de aventuras, o bien una tragedia, o una comedia. Pero sobre todo una historia de esperanza. El texto es el diario de un soñador que le planta cara a la realidad de la guerra. Pepe Viyuela, el autor del texto, agrega en su diario: “Ver a niños a los que les faltan los brazos o las piernas, jugando y riéndose, a menos de una hora de salir del quirófano, es impresionante para cualquiera.”

“Payasos sin Fronteras”. Así se llaman y el nombre de la organización puede sonar a broma, pero la cosa va en serio. Han viajado a Asia, a la zona afectada por el Tsunami de 2004, han estado en Marruecos cientos de veces, tienen una misión permanente en Palestina, y han puesto en marcha una escuela de circo en Nicaragua. En Namibia y Guinea Ecuatorial trabajan con espectáculos que sensibilizan sobre el problema del SIDA, mientras que en el Sahara, una región mayoritariamente musulmana, las “payasadas” de los actores se enfocan al tema de los derechos de las mujeres.

“Señoras y señores, con ustedes: los Payasos”

Pepe Viyuela es un reconocido cómico en España, entre otras cosas por haber protagonizado la película del cómic “Mortadelo y Filemón”. Ha presidido la organización durante un año y ha viajado a Irak, Kosovo y Palestina. En entrevista con Corresponsal de Paz nos dice: “Al principio tuvimos que vencer el rechazo casi general, pues la gente pensaba que nuestro nombre era una burla al movimiento de solidaridad que en aquél momento estaba en su apogeo. Parecía que las otras ONG’s eran más serias puesto que llevaban a los sitios necesitados cosas más tangibles como alimentos, ropa, medicina… y nuestra ayuda era algo sumamente volátil, difícil de tocar o medir. Todos necesitamos reír, pero justificar eso ante un político o ante un gestor es difícil, es difícil cuantificarlo y decir cuánto vale una sonrisa. Y precisamente ésa es nuestra misión: hacerle entender al mundo que la felicidad de un niño no tiene precio. Nadie puede decir cuánto vale la propia sonrisa, y mucho menos la de los otros”

Dicen que todos los grandes proyectos han nacido primero como un sueño, pero en el caso de Payasos sin Fronteras, lo cierto es que fue una realidad lo que dio origen a la fantasía. La triste realidad de la guerra. En 1993, Europa asistía con cierta indiferencia a la traumática desintegración de (la ahora ex) Yugoslavia. Un grupo de 3 payasos encabezados por Jaume Mateu, deciden entonces viajar a un campo de refugiados en Croacia, para actuar de forma gratuita ante los niños confinados por la persecución étnica. Aquella visión los sobrecogió y un mes después, en marzo de ese mismo año, nacía la iniciativa de esta organización que al día de hoy, varios años después de aquella primera espontánea expedición, sigue siendo la única en su género.

“Más que una organización, yo creo que nos hemos convertido en un movimiento”. Afirma Jaume Mateu el fundador de Payasos sin Fronteras, un famoso y exitoso payaso catalán, que se ha dedicado al mundo del circo desde la década de los 70. “Tortell Poltrona” es su nombre artístico, y pasa la mayor parte de la vida en un circo itinerante que viaja por algunas regiones de España, así como en un centro de producción y escuela de las artes circenses donde se enseña a payasear tanto a niños como a adultos: “La risa y el llanto nos demuestran que no somos tan diferentes, y a veces, lo poco que nos hace diferentes es solo cuestión de suerte, de estar de un lado del planeta u otro, que tiene más o menos fortuna. Pero para nosotros los payasos, hay un solo mundo: el de la alegría. El primer y tercer mundo son clasificaciones que se inventaron y se quedaron establecidas casi como perversiones. Como payaso que soy, te aseguro que no me hace ninguna gracia saber que hay niños sin reír”

Ante el espectáculo del desastre: un circo mundial

Para las organizaciones de ayuda humanitaria, el panorama actual ciertamente no da mucha tregua. El mapamundi está plagado de guerras, conflictos, hordas de seres humanos desplazados, enfermos, olvidados, hambrientos y marginados; eso por cuanto a los llamados “desastres humanos”, sin contar la temperamental fuerza de la madre naturaleza, que suele golpear con más furia precisamente en las zonas más desprotegidas.

En este sentido, la capacidad de respuesta de los payasos ha sido notable. Y realmente esta peculiar ONG, ha cruzado fronteras. Su sede oficial está en Barcelona y según su página web, tienen otras tres oficinas más España, pero a poco han abierto oficinas en diversos países de Europa. Ya existen Payasos sin Fronteras en Francia, Bélgica, Suecia, Alemania e Irlanda. Otras oficinas formales se encuentran además en Canadá, Estados Unidos y Sudáfrica. Mientras que las compañías de payasos y actores locales que los representan en África, América Latina y Asia, se cuentan por centenares.

Solo en la región latinoamericana, por ejemplo, tienen presencia en Nicaragua, Honduras, Colombia, Haití, Argentina, Chile, Brasil, Guatemala y México, donde el grupo de titiriteros “Saltimbanqui” realiza periódicamente la llamada “Caravana de la Risa” por distintas zonas del de la República Mexicana, pero muy especialmente en Chiapas, donde los fundadores de Payasos sin Fronteras acudieron por primera vez durante los peores momentos del conflicto zapatista (que inició en México el 1º de Enero de 1994)

Y de aquellos tres primeros expedicionarios a los Balcanes, las narices rojas se siguen multiplicando. En la base de datos de sus oficinas centrales hay más de 800 artistas y otros tantos en la lista de espera. A esto habría que agregar un promedio de 100 payasos en cada país. Todos ellos voluntarios, dispuestos a viajar y entrar en acción. A conjurar la magia y la alegría ahí donde la guerra o los desastres naturales, la han espantado.

“En realidad somos una organización pequeña” – dice Dolores Castelló, Coordinadora de Operaciones de PSF-. “Nuestro presupuesto anual es de 600 mil euros y comparado con otras ONGs es realmente poco, porque además de las acciones en Europa apoyamos proyectos de otros países con menos recursos. La base de nuestro financiamiento son nuestros socios, actualmente algo más de 1.000, todos ellos particulares . También, nos buscamos la vida haciendo galas, donde los payasos actúan gratuitamente, y ahí vendemos “souvenirs” como camisetas, narices rojas y a veces recibimos por ejemplo donaciones de niños que deciden regalarnos el dinero que reúnen en sus fiestas o de escuelas que hacen lo mismo con los recursos de algún evento.”

Además de Dolores, son pocas las personas en España reciben un salario formal. El resto de los que participan en PSF son voluntarios y lo mismo sucede con las otras oficinas internacionales. Cada expedición tiene un presupuesto diferente y se busca financiación de instituciones, así como la coordinación con otras organizaciones ya sea internacionales o locales que trabajen en el terreno, con el fin de tener mejor acceso y apoyo logístico.

“El show debe continuar”

Aunque la función principal de estos payasos es llevar la risa ahí donde hace falta, lo cierto es que también se han impuesto la tarea de la denuncia y el activismo social: “Una vez que volvemos a Europa viene la segunda parte del trabajo, que es llamar la atención de la sociedad sobre eso que hemos visto y contar lo que está sucediendo” –continúa Dolores.- “Porque cuando las desgracias suceden lejos nos parece que son menos desgracia. Entonces cerramos los ojos y apagamos la televisión”

La experiencia específica del Tsunami en Asia dio una perspectiva diferente de esta cuestión, porque muchos turistas europeos murieron ahí. Payasos Sin Fronteras acudió a la zona del desastre al llamado de otra organización europea: Médicos sin Fronteras, quienes descubrieron que la población lo que más necesitaba, además de la ayuda material, era un alivio psicológico para sobreponerse del golpe y la magnitud de esta catástrofe natural. Jaume Mateu estuvo en ese viaje junto con otros 14 payasos de varios países:

“Encontramos un panorama desolador: los traumas que tenían los niños nos hicieron implementar un espectáculo especial para combatir la hidrofobia, pues había niños en proceso de deshidratación que se negaban a beber agua o a tener ningún contacto con ella. En una de las escuelas donde actuamos habían muerto la mitad de los alumnos. Era impresionante. Pero al final, aquello se convirtió en una experiencia mágica, pues por increíble que parezca, ésa era la primera vez que un circo se presentaba en esa región. La parte positiva de este desastre es que en ese lugar y en ese momento había muchos europeos con sus cámaras, y como sucede siempre, una imagen dice más que mil palabras. Eso nos fortaleció mucho para dar a conocer nuestra labor”

“Salto doble al vacío y sin miedo al ridículo”

Y mientras los conflictos y las catástrofes siguen su terrible curso, los payasos-sin-fronteras siguen insistiendo en una campaña que comenzaron hace ya muchos años. Una campaña para que la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) declare a “La sonrisa infantil como Patrimonio de la Humanidad”. Para esta cruzada, la organización recoge sonrisas, metidas simbólicamente en una caja de cartón que reparten en sus funciones y luego entregan. “Es una campaña loca y difícil de lograr” –dice riendo de buena gana Jaume Mateu el fundador- “Pero yo veo la labor de la UNESCO y me digo: ¿Para qué empeñarnos tanto en cuidar las piedras del pasado, si no cuidamos a nuestros ciudadanos del futuro?”

Mateu el fundador de Payasos sin Fronteras, está convencido sin embargo de que quedan muchas máscaras por quitarle al mundo: “Soy feliz cuando esos niños son felices, pero me entristece volver y ver lo lejos que estamos todos de la realidad y de hacer algo por cambiarla de verdad. Yo me siento en deuda con cada lugar que visito”.

Y si Médicos sin Fronteras ganó el Premio Nobel de la Paz en 1999 por su labor humanitaria, el payaso de nariz roja se pone muy serio cuando habla del tema: “Sin duda, para nosotros como organización el mejor de los premios sería que Payasos Sin Fronteras desapareciera por falta de lugares tristes en el mundo a dónde ir”

RECUADRO 1:

Medicina, Risa y Política:

En 1998, el fallecido actor norteamericano Robin Williams protagonizó la película “Patch Adams”. Basada en la historia real del doctor Hunter Adams, creador del “Instituto Gesundheit” (Salud, en alemán) y promotor de un singular método terapéutico basado en el humor y la alegría.

Adams es médico desde 1971 y ha desarrollado teorías científicas para comprobar que la salud de una persona está directamente relacionada al estado mental del paciente, así como con la salud mental de su familia, su comunidad y el mundo en general.

En 2002 protagonizó en Afganistán el documental “Un payaso en Kabul”, que muestra el viaje del médico a la zona devastada por bombas estadounidenses. En aquella ocasión, criticó fuertemente la política de George W. Bush y aseguró a la prensa que “En la película que me dedicó Hollywood, se negaron a hablar de mi-yo político, pero mi risa y mi humor no pueden desconectarse de mi actitud política. Yo creo sinceramente que el mundo debería cederle las posiciones de liderazgo a las abuelas, y entonces todo se arreglaría”

Adams también ha viajado con grupos de payasos a Bosnia, África, Cuba, México y más recientemente a la zona destrozada por el Tsunami asiático, que el 26 de diciembre del 2004 dejó un saldo de más de 300 mil muertos. Su instituto está en la ciudad de West Virginia, es gratuito y combina tratamientos de medicina tradicional, terapias alternativas y artes representativas.


20/03/2017 - Para buscar la paz … “Follow the women”

Detta Regan, la hija de un militar británico retirado, ex bombera y ex controladora aérea, tuvo hace diez años una visión para hacer una ruta ciclista en Oriente Medio. Así, lo que comenzó como el reto de una deportista, se convirtió después en un movimiento pacifista que involucra hoy a centenares de mujeres de más de 50
. Trescientos kilómetros y 10 días de constante pedaleo que han abierto un camino más hacia una “paz con visión de género”, encabezada precisamente por quienes más sufren los efectos de la guerra: las mujeres.

En 2004, Detta Regan decidió hacer un singular viaje en bicicleta. A sus 53 años, esta mujer londinense decidió que quería rodar atravesando las llanuras de Jordania y Líbano. Una empresa difícil que sin embargo Detta no haría sola, sino en compañ
ía de otras 226 mujeres ciclistas. Vinieron a unirse a su iniciativa mujeres de más de 20 países, y a diferencia de su guía una veterana del ciclismo, algunas de ellas no habían montado en una bicicleta en toda su vida.

Un viaje como metáfora de vida: el cuerpo como única protección, buscas los mejores caminos, evitas o solucionas los obstáculos del trayecto, haces esfuerzos, soportas el dolor, continuas siempre en movimiento… y mientras tanto, intentas disfrutar del paisaje que te rodea, de la gente que aparece en tu camino.

Un viaje en grupo como metáfora de la vida solidaria: donde el destino de uno es el destino de todos, y el tropiezo individual supone el retraso de toda la caravana; donde la solidaridad y la ayuda mutua, son las claves para el avance… ¿No es esto mismo pues, de lo que se trata la vida?

Sí. Esta fue precisamente la visión que tuvo Detta Regan, una ex bombera y ex controladora aérea, que tras una visita a Palestina, comenzó incansablemente a buscar la forma de visibilizar “una historia diferente”: la historia de las posibilidades de paz en Oriente Medio.

“Yo quise que la gente se sintiera inspirada por este viaje, que las mujeres que se unieron en lo que parecía un viaje imposible, pudieran después volver a sus países y contar que la convivencia era posible; y quería también que ellas contaran de viva voz, cómo es la gente de Siria, de Jordania, de Palestina, de esos lugares donde pareciera que el conflicto engulle todas las demás experiencias vitales de sus habitantes”, afirma Detta en entrevista con Corresponsal de Paz.

Hagamos lo prohibido

No hay caminos, dijo alguna vez un poeta, sino que se hace camino al andar. La idea de que dos centenares de mujeres de diversos orígenes y credos rodara 300 kilómetros en bicicleta, atravesando fronteras y enfrentando con frecuencia las costumbres de algunos países, que prohíben las mínimas libertadas a sus mujeres, era absolutamente transgresora.

Detta Regan no sólo era consciente de ello, sino que precisamente ése fue su pedal de apoyo para
crear “Follow the Women” (Sigue a las mujeres), una organización sin fines de lucro que a pesar de los malos augurios, pronto consiguió velocidad en apoyos y adhesiones. La cadena que une a todo el engranaje de un movimiento, no había hecho más que comenzar.

“La idea era sencilla aunque pareciera compleja –afirma Detta- mujeres de todo el mundo viajando juntas, hablando, conviviendo, ayudándose en las dificultades… y el respeto mutuo se genera en el trayecto. Algunas de ellas llevan velo de acuerdo a sus creencias, pero la ropa que usamos para rodar es cómoda, sencilla, e invita a pensar en la igualdad. Tras los días de duro trayecto, por la noche bailamos y cantamos, oímos nuestras historias… y vemos un lado diferente de todas nosotras”

Después de aquella primera travesía, Follow the Women ha duplicado hoy el número de participantes y nacionalidades, ahora son más de 500 mujeres de 50 países diferentes, quienes integran a las “ciclistas por la paz”.

Para el sexto viaje, la maquinaria ya estaba perfectamente aceitada: promotoras locales y voluntarias se encargan de facilitar la logística, allanar obstáculos fronterizos y preparar los improvisados dormitorios de este “tour de paz”, pequeños hoteles por ahí, campos universitarios por allá, y terrenos de acampada por allí… y sobre todo: fiesta pacífica en todos los lugares.

El número de países que ahora visita “Follow the Women” también va en aumento: si en 2004 la travesía pacífica inicial duró 8 días, poco después aumentó a 10, porque el mapa de ruta también crecía. De Jordania, Líbano y Siria, hoy el grupo liderado por Detta Regan ha logrado aventurarse hasta Ramallah (Palestina, a 15 kilómetros de Jerusalén) e incluso hasta el Puente israelí de Allenby, donde 3 controles vigilan la entrada y salida de los ciudadanos.

“Yo sabía que la idea funcionaría. Lo supe siempre, aunque todos me dijeron que era peligroso, que éramos mujeres haciendo algo prohibido, que nos apedrearían, nos insultarían, que corríamos todo tipo de riesgos y ¿qué pasó?. Que la gente, los hombres las autoridades, las mujeres y los niños, salían a recibirnos con flores y música, y nos gritaban: ‘Gracias por venir, por hacer que el mundo nos vea, y que nos vea de una forma diferente’”

El camino de la paz… en femenino

Detta Regan tiene una contagiosa energía en su visión de paz. Por su labor con Follow the Women recibió en 2002 el “International Women of Europe Award”, y fue nominada para el Premio Nobel de la Paz en la iniciativa “1000 mujeres para el Nobel” en 2005; su organización, hoy consolidada, recibe apoyos como de la Reina Rania y la princesa Basma Bint Talal, de Jordania.

Es hija de un ex militar británico, veterano de la primera guerra del Golfo, y que –según cuenta- antes de morir le pidió a Detta que trabajara por la paz: “Mi padre estaba convencido de que sólo las mujeres podríamos lograr un cambio”.

Regan tiene hoy más de 60 años, casi los mismos años que dura ya el conflicto en Oriente Medio, y casi la misma edad que tenía su compatriota, la inglesa Virginia Woolf (1882-1941) cuando publicó “Tres Guineas”, un ensayo de mil páginas sobre la masculinidad de la guerra, y que escribió como respuesta a una carta que la autora feminista recibió de un hombre que hacía una singular petición a la autora: “¿Cuándo se ha dado el caso anteriormente, -respondió Woolf- de que un hombre culto pregunte a una mujer, cuál es la manera, en su opinión, de evitar la guerra?

Ciertamente, Follow the Woman no es hoy en día la única organización femenina que busca su propia ruta para poner fin a los conflictos, o para reivindicar a las víctimas de la guerra y la violencia.
Las Mujeres de Negro, en Israel y Palestina, las mujeres católicas y protestantes que conformaron la Coalición femenina de Irlanda del Norte, la Asociación de familiares de desaparecidos y la Ruta Pacífica de las mujeres en Colombia, las Abuelas de Plaza de Mayo en Argentina, son apenas unos pocos ejemplos de iniciativas con visión de género, que están hoy en día haciendo su propio camino pacífico.

Pero a estas iniciativas las une no solamente un “alma de mujer” en sus intentos reconciliadores. Sino también y sobre todo, las une un preocupante factor común, pues prácticamente ninguno de estos movimientos ha tenido, o tuvo en su momento, la oportunidad de formar parte de la diplomacia formal en la resolución de sus respectivos conflictos que “ellas”, las principales afectadas, quisieron resolver.

¿Cuándo los hombres preguntarán a una mujer su opinión para evitar las guerras?

Fue apenas a finales del año 2000 cuando el Consejo de Seguridad aprobó la llamada “Resolución 1325”, en cuyo texto, las Naciones Unidas reconocen la importancia del creciente protagonismo femenino en la construcción de paz.

Pero no sólo eso, pues el documento acepta también una historia altamente conocida, que explica ese protagonismo: las mujeres y los niños son históricamente y hasta la fecha, los colectivos más afectados por la violencia, sea o no en situaciones de guerra o conflicto armado.

Para Marzo de 2009, Médicos sin Fronteras liberó su informe especial “Vidas Destrozadas”, en el que cuenta que sólo en los lugares a donde esta organización tiene acceso, se atendieron más de 13 mil personas víctimas de violencia sexual, la mayoría de ellos mujeres y niños, que habían sido atacados por quienes se supone debían protegerlos: padres, parientes, vecinos, policías y soldados.
“Esta cifra se traduce en una media de 35 violaciones por día, solamente en los 127 proyectos activos de MSF, y cada víctima tiene una historia de horror (…) el daño no se puede reparar por completo, alguna consecuencia psicológica será para toda la vida”, explica el informe.

Y a pesar de que la violencia sexual ha sido utilizada históricamente como una potente, regular y eficaz “arma de guerra”, no fue sino hasta 1998 cuando el Tribunal Penal Internacional (TPI) estableció el Estatuto de Roma, y determinó que “la violación, la esclavitud sexual, la prostitución forzada, el embarazo y/o la esterilización forzados, entre otras formas de violencia sexual, serían penados como crímenes de guerra, crímenes contra la humanidad y genocidio”.

Si la guerra es masculina, la paz también puede serlo

El escritor estadounidense Henry Miller escribió alguna vez: “si nuestro cambio está dirigido hacia una mejor realidad, será una mujer quien nos indique el camino”.

Atisbos de este cambio se trazan tímidamente aún por iniciativas como Follow the Women, que tiene su parte de idealismo, pero también de un realismo pragmático cuyos efectos pueden quizá no verse en lo inmediato, pero que van abriendo brecha con su rodaje.

Para Detta Regan, la verdadera fuerza de esta “rodada pacífica” tiene un nombre: empoderar a las mujeres. “Algunas de nuestras viajeras jamás se habían subido a una bicicleta, mucho menos se habían atrevido a cruzar fronteras no sólo físicas, sino también psicológicas. Se trata de demostrarles que pueden hacer cosas que parecen imposibles, y al mismo tiempo, enseñarle al mundo que los vínculos entre personas de países ‘supuestamente enemigos’ no son una utopía (…) todos tenemos miedo, es un sentimiento normal, pero no podemos enfrentar ese miedo como hemos hecho hasta hoy: yendo contra otros seres humanos”

La “líder-team” de este peculiar tour que atraviesa varias naciones de Oriente Medio, tiene muy claro que sus esfuerzos todavía son insuficientes no sólo en sus alcances territoriales, sino también y sobre todo en su influencia sobre la “real politik”, ese núcleo duro, eminentemente masculino, que toma las decisiones ‘de peso’ en el mundo actual, y en los límites de una diplomacia casi siempre unilateral.

El conflicto Palestino-Israelí, que con más de 60 años de enfrentamiento es el más añejo de nuestra historia reciente, vivió entre diciembre de 2008 y enero de 2009, una de sus peores escaladas de violencia desde la segunda Intifada (2000). El solo nombre de la ofensiva israelí era contundente:

La llamada operación “Plomo Sólido” culminó con unos 1,400 muertos del lado palestino, un tercio de ellos niños, sometidos a bombardeos con armas prohibidas por la Convención de Ginebra en zonas habitadas por población civil. El Consejo de Seguridad de la ONU, el mismo que pide por más procesos pacíficos con visión de género, no emitió resolución o condena alguna.

“Yo sé que este viaje no es suficiente para convencer a las esferas de poder sobre la inutilidad de la guerra y del sufrimiento que esto conlleva, pero sí creo que tendremos un efecto multiplicador por cada mujer que se sienta más fuerte; por cada mujer que haya aprendido que es posible convivir… por cada mujer que pueda recordar que las fronteras son dibujos que nos han hecho, y que la paz no es sólo un deseo, sino una acción consciente y cotidiana que pide esfuerzos”

“Cadencia”, en lenguaje ciclista, es el número de pedaleos dados por minuto; y en este sentido, parece que a la paz femenina le queda tiempo para alcanzar el mejor de sus ritmos: la

Resolución 1325 ya ha sido
traducida a 70 lenguas, pero lo cierto es que en los últimos años, muy pocas mujeres se han sentado en los procesos “oficiales” de paz y reconciliación, mientras que en los lugares donde la violencia prevalece (en una guerra abierta o no) la visión de género se enfrenta a las mismas pendientes accidentadas de siempre.

Sigue el camino: Follow the Women

La líder de esta iniciativa habla con Corresponsal de Paz, con una absoluta convicción de que el empoderamiento femenino y el mensaje de la posibilidad de convivencia y unión, abrirán brechas en el tiempo sólo a base de repetición y entrenamiento… a golpe de un pedaleo constante.

En su vida, Detta Regan ya fue bombera, aprendió a apagar fuegos. Después fue controladora aérea y aprendió a lidiar con diversos problemas a un tiempo. Trabajó durante años como entrenadora de jóvenes y de ellos se inyectó una energía que no suelta. Hoy conoce bien eso a lo que le llaman “la soledad del corredor de fondo”, la tenacidad de quien, para poder llegar más rápido y más lejos, ha tenido que aprender primero a hacerlo de a poco y lento.

Por eso Detta se ha propuesto la meta de al menos una vez llegar con sus mujeres ciclistas y pacifistas hasta el centro mismo del conflicto.

“Quiero ir hasta la franja de Gaza, estoy intentando recaudar algún dinero. Quiero ir ahí, en bicicleta, con mi cuerpo como única protección, y entregar en hospitales y albergues el dinero que pueda reunir… todos me dicen que puede ser peligroso, pero es mi nueva visión para esta carrera, yo sigo mis visiones y si es preciso, iré yo sola”.

Ahora y en el futuro, habrá pues que “seguir a las mujeres” y apoyar para que este movimiento logre llegar hasta esa línea donde la paz, no se ha hecho presente en más de medio siglo. Detta no irá sola, porque ya su hija y otras ciclistas le han dicho que estarán con ella. Si logran esta pequeña gran hazaña, un reducido grupo de mujeres de todo el mundo, habrá logrado finalmente, romper un poco el cerco de la guerra en Oriente Medio

Mujeres e igualdad: radiografía de un largo trayecto

Han pasado ya 30 años desde que en 1977, las Naciones Unidas declararan oficialmente el 08 de Marzo como el “Día Internacional de la Mujer”, pero hoy la nomenclatura apenas sirve como un pretexto anual para recordar las cifras de retraso, casi idénticas año con año.

-Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT) la actual crisis económica afectará más a las mujeres debido a que su precariedad laboral ya precedía al colectivo femenino mucho antes de que el colapso financiero irrumpiera. El organismo prevé que unos 22 millones de mujeres engrosarán la lista del desempleo mundial.

-Actualmente, el 70% de las personas en sit
uación de pobreza son mujeres, no obstante, son ellas quienes trabajan el 80% de la tierra en el planeta, aunque sólo un 1% es dueña de sus terrenos.

-La diferencia salarial entre hombres y mujeres todavía ronda entre 30 y 40% de diferencia, aún en países desarrollados.

-Como cada año, el informe del Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer (UNIFEM), señala que hay pocos avances en la situación de igualdad de las mujeres en el mundo: ellas son aún objeto de discriminación sistemática en el acceso a la educación, la salud y los bienes productivos. En consecuencia, son ellas quienes más resienten el hambre y la pobreza.

-Diversas organizaciones no gubernamentales como Amnistía Internacional, La Cruz Roja Internacional, Médicos sin Fronteras y Human Rights Watch, así como la propia Organización de las Naciones Unidas, hacen cada año, un señalamiento que es una costumbre con pocos avances: “las mujeres y los niños son las víctimas que más sufren los estragos de la guerra y los conflictos armados”

-La Coalición para acabar con la Utilización de Niños Soldado, estima que en el mundo hay cerca de 500,000 infantes que combaten y la tercera parte son niñas, cuya vulnerabilidad aumenta porque son sometidas a la violencia y la explotación sexual.

-Notas de prensa recogidas por la organización “Code Pink” de mujeres por la paz, afirman que un tercio de las mujeres soldados del ejército estadounidense que participaron en las guerras de Irak y Afganistán, habían denunciado violaciones y otro tipo de abusos sexuales por parte de sus propios compañeros de campaña. Muchas de estas mujeres murieron en sus trincheras, pero asesinadas y violadas por el mal llamado: “fuego amigo”.

-En poco más de un siglo desde que se otorgaron los primeros Premios Nobel de la Paz, apenas 15 mujeres se han hecho acreedoras a este galardón. La iniciativa que reunió a 1,000 Mujeres para el Nobel, al que pertenecía Detta Regan, no llegó a ser premiada, aunque por lo menos, ese año el Nobel fue otorgado a una mujer.



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