¿Os imagináis que los restos de comida que generamos en casa nos sirvieran para poder hacer crecer hortalizas de primera en el balcón? No es ninguna tontería! Es el resultado de combinar el compostaje casero con la horticultura urbana, una fórmula magistral para reducir y reciclar los residuos orgánicos domésticos. Y una manera muy redonda de cerrar el círculo de la materia orgánica.












