Homenaje a Quim Horta, que nos ha dejado.
Mister ParnéAdelson aprieta; los del proyecto Barcelona World apretujan.
El primero afirma que si no hay cambios en la legislación española no invertirá ni un duro en el putiferio. Por cierto, aparentemente todo se vincula a la cosa del tabaco para no informar a la opinión pública que, en realidad, hay más cosas de fondo: otro golpe de tuerca a la reforma laboral para que Parné Adelson siga haciendo de las suyas con los trabajadores que contrate.
El segundo, Barcelona World, afirma bombásticamente que su proyecto (otro putiferio, aunque este de carácter aparentemente cuatribarrado) «se retirará si Cataluña no está en la Unión Europea ».
Lo primero: el lenguaje de los capitales no se andan por las ramas. Es la sintaxis de las manliana impera frente a la palabra cantiflesca de los políticos instalados. Lo segundo: ambos (Adelson y Barcelona World) no son otra cosa que el signo de los tiempos, vale decir, una política que ha roto el espinazo a los jerarcas al grito de “sarna con gusto no pica”. Y lo tercero.
Lo tercero, decimos: así las cosas, causa pena que algunos estén abducidos por problemas (importantes, desde luego) alejados del choque principal. Lo que comporta que los problemas principales (los de la crisis económica y las decisiones termidorianas) queden en el limbo. Es más, están siendo abordados de manera no sólo oblicua y con una táctica profundamente errónea. Por ejemplo: las pensiones.
Esos “algunos” han hablado de que se van a movilizar contra la política brutal del Gobierno contra los pensionistas. Me consta que lo pondrán en marcha. Ahora bien, ¿esa contestación debe hacerse después del parto, esto es, cuando todo el pescado esté vendido? ¿No es eso –dicho cariñosamente-- un disparate, un error del más sencillo libro de manual?
Querido Quim Horta, no le comentes estas cosas a Salvador Seguí, El Noi del Sucre. Ni siquiera a Mayakovski, al que tradujiste admirablemente al catalán.