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Aznar AgagMe sorprendió, por allá el año 2002, que cuando presentaban en sociedad al novio de Ana Aznar Botella se dijera de él, entre sus otros méritos políticos en el PP, que en el mundo de los negocios era conocido como un exitoso “comisionista”. Así, como lo leen, y aunque ahora he buscado registros y no los encuentro (quizás fue en alguna lectura de peluquería) recuerdo perfectamente el impacto que me produjo el calificativo, hecho naturalmente con ánimo muy laudatorio. Incluso había quienes dudaban si el braguetazo que parecía tan evidente no era sino todo lo contrario, y que quien “había hecho suerte”, como decimos en Catalunya, era la joven hija de Aznar. También la prensa “seria” opinaba al respecto, y por ejemplo Eduardo Inda nos presentaba este retrato del afortunado novio en el Mundo en enero del 2002, antes de la boda en El Escorial.

Prácticamente toda la vida escolar de Alejandro Agag, desde primero de EGB hasta tercero de BUP, discurrió en el colegio Retamar, del Opus Dei. Allí se codeó con los hijos de algunos de los mandamases de este país: los Suárez, los Ruiz-Mateos o los Calvo-Sotelo por citar sólo tres de los apellidos más conocidos. (…) Había nacido para la política. Si no, que se lo digan a Andrés Calvo-Sotelo, hijo del segundo presidente de la democracia. «El tío estaba en primero de CUNEF [Centro Universitario de Estudios Financieros] y quería montar una asociación de estudiantes. Al ver que siendo un novato tenía pocas posibilidades, le pidió a uno de quinto [Andrés Calvo-Sotelo] que fuera presidente; él se autonombró secretario general y elaboró unos estatutos en los que todo el poder ejecutivo quedaba para él. En fin, todo un ejercicio de maquiavelismo», según rememora otro “compañero de pupitre” y de cuitas universitarias.

Sin embargo, su primera experiencia en el mundo empresarial fue un fiasco que duró menos de dos meses. Fundó Natko SL. con Jacobo Gordon, Javier Alvarez, Carlos Mazario y Jaime López-Ibor, pensando en hacerse millonarios de la noche a la mañana, según cuenta Inda. “Su objetivo era traer a España el jueguecito de moda entre los yuppies estadounidenses: guerras ficticias en el monte con pistolas que disparaban pintura roja. La Guardia Civil denegó los permisos a aquellos imberbes que querían jugar a empresarios.” A este primer gatillazo, le siguió poco tiempo después la excusa de no correr en chandal con Aznar todas las mañanas a las 6 y media, alegando una hernia. A pesar de ello, siguió de “fontanero” en la Moncloa e invitado de los veranos de Oropesa o Menorca de la familia Aznar. Y mientras, se hablaba con más o menos fundamento de sus intermediaciones con tramos del AVE, con Flavio Briatore y Bernie Ecclestone, y con el Banco Portugués de Negocios. Como ven, cada nombre que rodea a Agag es ejemplo de transparencia y buenas prácticas.

Casi al final de su artículo cuenta Inda cómo Agag fue quien fraguó el más que polémico aterrizaje de la Forza Italia de Silvio Berlusconi en el Partido Popular Europeo y que su relación con el entonces delfín de Berlusconi, el presidente del Parlamento italiano, Pierferdinando Casini, había alcanzado un grado de complicidad absoluto. Berlusconi, como saben, pasó de ser invitado estrella en la boda a imputado con riesgo de cárcel en Italia. Y para que puedan sonreir entre las maquinaciones y traiciones de esas mafias italianas tan conectadas con las castas dirigentes del PP de Aznar (por lo menos) vean lo que escribía Inda del lugar donde iba a celebrarse la boda: “Ahora la pareja del año se ha puesto manos a la obra para culminar con éxito la misión imposible: encontrar sitio para celebrar la ceremonia religiosa y el banquete. Casarse en Madrid en el lugar y en el día que uno quiere es poco menos que una utopía. «Y de trato de favor, nada de nada», han advertido a sus allegados.”

bodaNaturalmente, no hubo trato de favor en la boda casi regia de El Escorial. Y tampoco los ahora imputados y reos de la trama Gürtel (que ahora nadie conoce) tuvieron nada que ver… Sin embargo, la palabra “comisionista” sigue flotando en el aire, tomando nueva substantividad gracias a informaciones de periodismo de investigación de gran calidad de InfoLibre.

Por eso comparto con Jesús Maraña la desazón porque desde las impagables páginas de Infolibre (y de manera destacada de la firma de Alicia Gutiérrez) hace más de una semana que se están aportando documentos “que reflejan muy nítidamente el funcionamiento en España de una puerta giratoria por la que fluyen y se confunden los intereses de la política, el sector financiero, los negocios privados y los recursos públicos.” Y el lamento tiene mucho sentido porque la publicación de esos datos se produce en una casi completa soledad, únicamente rota, según reconoce Maraña, por espacios de independencia profesional como El Intermedio de La Sexta, algún informativo de esa misma cadena o de Cuatro TV y profesionales de una credibilidad incontestable como Iñaki Gabilondo, Miguel Ángel Aguilar o Pepa Bueno. Se produce incluso la paradoja de que periodistas que cubren la información sobre el Gobierno y el PP rebotan en las redes sociales las historias que desvela infoLibre, pero no pueden publicar en sus medios ni una línea sobre el asunto.

Y el asunto consiste resumidamente en esto: “correos electrónicos del entonces presidente de Caja Madrid, Miguel Blesa, nombrado para el cargo por su íntimo amigo y excompañero de pupitre José María Aznar, demuestran que este último ha hecho numerosas gestiones a favor de Einsa, empresa de material bélico que recibió contratos millonarios por parte de los Gobiernos de Aznar y que tenía un enorme interés en utilizar la influencia del ya expresidente español para ampliar mercados en Argelia, Libia y otros países. Además, Aznar utilizó parte de la estructura de la fundación que alimenta ideológicamente al PP, financiada en parte con dinero público, para ejecutar esas gestiones de carácter absolutamente privado. Aznar negó a través de un comunicado que “concluyera” ningún contrato con Einsa o que percibiera remuneración económica personalmente por esas gestiones, en las que le ayudaba un hermano de su yerno Alejandro Agag.”

Lo que no ha hecho Aznar es aclarar ni una sola de las conclusiones que se derivan de esos correos secretos a los que ha tenido acceso infoLibre y sobre los que Gabilondo ha lanzado preguntas tan concretas como sensatas: ¿Cuáles fueron las gestiones que hizo Aznar y hasta dónde le llevaron? ¿Le ayudó su amigo Blesa desde la presidencia de Caja Madrid, mientras (por cierto) llevaba a la quiebra una de las cuatro mayores entidades financieras? ¿Utilizó Aznar la estructura de FAES, cantera de las ideas y políticas que defiende el PP, para esas gestiones privadas? ¿Le parece normal a Aznar (expresidente del Gobierno de España con derecho a pensión vitalicia) trabajar como intermediario comercial para una empresa de material bélico?

Como ven, en esta España cada día más parecida al país franquista que vivimos o heredamos, si no se suman los periodistas honestos paras difundir (por lo menos) el mapa de los desgüaces malolientes, se deja huérfana a la verdad y se abandona a su suerte las valientes voces que “aspiran a especializarse y dar valor a cada investigación que abordan”… pero que no pueden cubrir todo lo que pasa, ni lo pretenden. Por eso tiene sentido lamentarse que quienes tienen medios para entrar y llegar incluso más lejos en las cuestiones importantes, “silencien escándalos del calibre del que afecta a Aznar, Blesa, Einsa, FAES… y lo que venga.”

Ben Bradlee
, redactor jefe del Washington Post cuando se destapó el Watergate, afirmó en uno de sus libros que “Si agarras a alguien muy bien por las pelotas, tendrás su corazón y su cerebro”. Y Jesús Maraña se apoya en esa cita para concluir:  “Aún no sabemos con certeza el alcance de lo que Blesa debía a Aznar y viceversa, ni de lo que Einsa tenía que agradecer a Aznar o lo que éste recibió de ella. Lo que sí sabemos es que las “pelotas” de las más potentes cabeceras periodísticas están bien agarradas por los propios acreedores de sus deudas. Y cuando un medio depende de intereses económicos o financieros, o de la influencia política que desde el Gobierno o un partido se ejerza para facilitar favores o soluciones, el “corazón” y el “cerebro” de ese medio salen tocados y los silencios son tan clamorosos como sus gritos. Lo cual debilita peligrosamente el corazón y el cerebro de la propia democracia.”



Font: upec
09/12/2013
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