
El uno por ciento más rico de la población mundial posee alrededor del 40 por ciento de todos los bienes, mientras que la mitad con menos recursos posee apenas el uno por ciento. El informe demuestra que si no se hace nada al respecto, la desigualdad puede debilitar las propias bases del desarrollo y la paz social y nacional.
Al ajustarse al tamaño de la población, entre 1990 y 2010 la desigualdad de ingresos aumentó un 11 por ciento en los países en desarrollo. Una importante mayoría de hogares en países en desarrollo, que representa más del 75 por ciento de la población, hoy en día vive en sociedades donde la distribución del ingreso es más desigual que en los años 90.