Nota editorial. Hobserven la hortografía del cabayero en cuestión: «Gracias por vuestro apollo …»
Escribe Helios López Roig
Hola, José Luis:
Si en los anteriores debates habéis considerado de forma seria, urgente, necesaria y saludable una profundización, ampliación y desarrollo de nuestra democracia, creo yo que seria justo y bueno para las Ciudades del Trabajo, del Saber, de la Democracia y del Bienestar que los ciudadanos jóvenes de 16 años votaran en este país por varios motivos.
Antes hagamos una mirada al exterior:
1. Fuera de Europa hay pocos países donde con 16 años se puede votar: Argentina, Brasil, Cuba, Ecuador, Nicaragua. En Sudán, Indonesia, Corea del Sur y Timor Oriental a los 17 y no contamos Irán que es a los 15. Sin embargo, ninguno de ellos se caracteriza por una larga tradición democrática y alguno de ellos ni la conoce aún.
2. En EE.UU, el derecho de voto para los ciudadanos es a los 21 años.
3. En Europa nos encontramos con Austria que lo aprobó en el 2007 y más tarde Chipre.
4. Hace unos años el entonces Primer Ministro británico, el laborista Tony Blair planteó tal posiblidad, pero no prosperó.
5. Hace tiempo que el Consejo de la Juventud de España recomienda votar a los 16.
6. En el último congreso del PSOE en Sevilla se debatió este tema.
7. Izquierda Unida hace años que lleva escrito ejercer este derecho en su programa electoral.
8. Las recientes primarias del PSC para la alcaldía en Barcelona han permitido votar a jóvenes de 16 años.
Mis motivos son:
1. Las sociedades europeas han avanzado mucho en el orden demográfico, social, económico, tecnológico, cultural y de estilos y valores de vida estas últimas tres décadas.
2. Hay otro factor importante y es que la pirámide demográfica está cambiando. No hay tantos ciudadanos jóvenes de 16 a 18 años como antaño y estos aún no participan democráticamente en asuntos vitales y de su futuro como la reformas estructurales en materia laboral, del sistema educativo, de vivienda y otros temas, no menos importantes, que afectan y configuran su vida como las políticas de salud, deporte y cultura en general.
3. Un ciudadano joven de 16 años ya tiene pelos en el culo, un teléfono móvil y una cuenta de correo en internet. Quiero decir con eso que ya es un sujeto “sin inocencia” con una básica concepción del mundo, que interpreta las grandes leyes y fuerzas que lo determinan y lo mueven - por ejemplo la fuerza de la gravedad, las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, las actitudes y los comportamientos humanos de los demás - y que ya está situado en el mercado de trabajo con su abanico de competencias básicas desarrolladas en o hasta el final de la formación secundaria. No entraré en detalles si este joven reparte pizzas con moto o si es auxiliar del auxiliar administrativo.
4. Como vemos este joven de 16 años está participando en la Ciudad del Trabajo, unas veces en negro, en gris o en blanco, de forma más o menos precaria y ayudando a sostener sus estudios, su futuro, su familia y el sistema de pensiones. Participa en la Ciudad del Saber y en la Ciudad del Bienestar y solamente le falta entrar en la puerta principal de la Ciudad de la Democracia.
5. Hoy hay nuevas y más exigencias académicas, curriculares, competenciales y vitales para los ciudadanos jóvenes. Se da una contradicción y es que se promueve públicamente, en el terreno académico y político, una presión para ser un precoz emprendedor. ¡Aquí tenemos a un empresario de 16 años que no puede votar!. El discurso dominante del sistema actual es el de las elites autoritarias que imponen la visión que los recursos existentes son limitados. Para los poderosos la salvación está en uno mismo, en la responsabilidad de cada individuo, en el trabajo duro, exigiendo a los de a pie ser ciudadanos domesticados y contribuyentes ahogados. Pero nos ocultan y disfrazan el contenido de su discurso, de su peligroso núcleo de estafa, apropiación y expropiación antidemocrática e ilegítima. No nos dicen nada acerca de cómo se pueden y deben construir, desarrollar, ampliar y compartir nuevos y mejores trabajos, saberes, deberes, reglas, espacios, compromisos, solidaridades, tutelas, convivencias, bienes, derechos y libertades, de nuevas y mejores oportunidades y esperanzas colectivas en las cuatro Ciudades. Al joven de 16 a 18 años se le da el atractivo caramelo de ser emprendedor pero sigue siendo tratado como un sujeto pasivo y subalterno en los campos en que se interrelaciona.
6. El presente y la realidad más contundente es ya un ciudadano joven con información, que se ha manifestado indignado en múltiples ocasiones en las plazas y calles de nuestro país. Tiene voz propia y ahora está en legítimas y plenas condiciones de reclamar a las diferentes opciones políticas y a los poderes públicos que se le trate con dignidad e igualdad, como un ciudadano completo, no demediado, que le permita ejercer el derecho constitucional de voto.