De entrada les comunico que las recientes noticias sobre una hipotética bronca en Podemos me hacen aplazar la segunda parte de lo que llamé Manifiesto.
La posible bronca no es nada grave todavía, puesto que el tiempo actual es “per se” de búsqueda de ubicación y de dar en el cómo se organiza sea lo que sea lo que Podemos representa. Cosa que está lejos hoy por hoy de quedar definida con exactitud. Por otro lado, una semana de espera para la continuación del manifiesto, me la sabrán perdonar y tampoco afectará a la esencia de la cuestión.
Incluso podría darse el caso de la aparición de rumores de un ansia de encuentro entre algunas alternativas incluidas en lo que manifesté hace una semana. Cosa que celebraríamos con júbilo y lo trataríamos con prudencia. Utilizo el plural mayestático como forma de dar importancia a semejante posibilidad.
Reinicio, pues, la escritura con el título, no accidental, que está en la cabecera: casta y tasca. Y les advierto que el juego de letras esconde un juego de lenguas y de significados. Significados que para los tiempos que corren tienen su importancia.
He intentado repetir el juego en clave química, pero mi asesor en la materia me dice que duda mucho que exista en la naturaleza real dos materias formadas por los mismos elementos y en igual número y que, simplemente, por un cambio de orden en sus enlaces atómicos se manifiesten con propiedades y características distintas. En todo caso, me dice, tal vez en la química orgánica podría darse. Así que estamos ante un juego lingüístico sin comparación con lo que la naturaleza nos ofrece, de momento.
Las dos palabras mágicas tienen una variedad estupenda de significados en castellano, he añadido como complemento lo mismo en catalán, que por cierto, da a la coincidencia otras dimensiones interesantes. Ahí va:
Casta:
1. Variedad en una especie animal formada por la transmisión de algunos caracteres hereditarios.
2. Ascendencia y descendencia de una persona.
3. Grupo social muy cerrado que, por nacimiento, religión, posición económica, etc., forma una clase especial, como las castas de la India.
4. Clase, condición - un toro de casta. No soporto a las personas de tu casta.
5. casto/casta del latin Castus:
5.1 Que practica la castidad.
5.2 Se aplica a acciones, dichos o cosas que implican esta virtud.
Sinónimos de "casta": abolengo, alcurnia, ascendencia, calaña, calidad, cepa, clase, cuna, especie, estirpe, estofa, familia, genealogía, linaje, nobleza, origen, parentesco, progenie, prosapia, ralea, raza, sangre.
Como comprobaran, el término es de aúpa, puesto que además de tener significados alejados, hay algunos incluso contradictorios si los miramos con ojos inquisidores. No es lo mismo, aparentemente, pertenecer a una familia o a una calaña. A menos que uno provenga de los Borgia. Tan de actualidad ahora mismo.
No es tampoco coincidente el ser un toro de casta, que ser una casta monja, sin querer nombrar a nadie. Como ven la utilización de un término tan breve para definir algo tan ideológico como está intentando el líder de Podemos, nos puede llevar lejos, muy lejos a poco que nos sintamos sensibles o afectados por la palabra. Por lo que deduzco que Pablo Iglesias no es del todo consciente de la ambigüedad creada, pero al que no debería importarle mucho el asunto, vistas las interpretaciones totalmente negativas que han hecho de la mención unos y otros.
Vayamos ahora a manejar mágicamente las letras (los átomos en el mundo de la naturaleza) y encontramos de inmediato que casta puede transformarse en tasca. Y veamos, pues, que resultados nos da:
Tasca.
Si pertenece a la conjugación del verbo tascar:
1. Golpear el lino o el cáñamo para limpiar sus fibras.
2. Cortar con ruido los animales la hierba al pastar.
3. Mordisquear el caballo el freno por estar nervioso.
4. También, aguantar alguien con rabia contenida algo que se le impone.
Si es un nombre común: Taberna, bar, bodega, bodegón, cantina, casa de comidas, figón, fonda, vinatería.
Como ven se repite de nuevo el abanico de posibilidades interpretatorias, todas ellas pretendidamente alejadas de los significados de la primera mezcla. Pero les aconsejo que duden ante la afirmación anterior, otra vez la lingüística nos lleva por caminos erróneos. Algunas acepciones son muy complementarias de la que nuestro Pablo Iglesias utiliza para casta. Hay evidentes muestras de dominio por ejemplo. Y lugares muy propios para la conspiración por otro lado. O sea, que aunque el orden de los factores en esta materia parece alterar el producto, en el fondo no lo hay tanto. Será el peso íntimo de la conjunción de las letras lo que le da las coincidencias, no veo otra explicación.
Añadamos ahora simbólicamente la lengua catalana al debate:
En catalán:
Tasca.
1. Treball que hom té l’obligació de fer, que li han assenyalat o s’ha assenyalat.
2. Fer algú la seva tasca.
3. Anar a la tasca.
4. Posar-se a la tasca.
5. Deixar la tasca.
6. Les tasques d’una acadèmia.
7. Acabar la tasca del dia.
8. Imposició senyorial equivalent a una onzena part de la collita.
9. En informàtica, unitat de treball controlada pel sistema operatiu que pot ésser realitzada simultàniament amb d’altres.
Casta
1. Que s’absté de tot plaer sexual considerat il·lícit. Un home cast. Una dona casta.
2. Conforme a la castedat. Costums castos. Paraules castes.
Vean ustedes qué cambio tan radical. El catalán le da una enorme variedad de contenidos a la tasca, pero todos ellos vinculados al trabajo (un castigo de Dios o una proverbial capacidad del indígena de Catalunya), sin citar, ni de pasada, la utilidad que el castellano define como sitio donde alimentarse, beber, dormir y muchas otras ocurrencias. De hecho, ese concepto en catalán se queda en taverna, bar, cantina, guingueta, vinateria, sin citar en ningún caso tasca, dedicada en exclusiva a los esfuerzos del día. Incluso incluyendo actividades de I+D, lo cual es el colmo de la precisión.
Me temo que los autores que han definido los términos les ha faltado algo de callejeo y han sido utilizados en trabajo de oficina y no de campo. La realidad en catalán o castellano no debe de ser tan distinta. Les ha ocurrido como a los miembros de la academia en “Bola de Fuego” (1941), el film de Howard Hawks, en el cual un casto Gary Cooper termina encontrando un lenguaje alternativo al idioma oficial a través de los usuarios de la tasca y da por terminada su casta vida con la nada casta Bárbara Stanwyck que ha perdido múltiples veces su variada virginidad en tascas de todo tipo.
Todo ello, nos debe llevar a reflexionar que sintetizar en una sola palabra una política o, incluso, una vida, es un riesgo. Un riesgo que debería ser bien calculado, no fuera a torcerse y volverse en contra de la primera intención. Por lo que aconsejo a Pablo Iglesias, el Joven, que rebusque en el diccionario o en las tabernas otro síntoma de la opresión. Quedaremos más tranquilos y los toros también.
Lluís Casas, ayudando en la tasca de encontrar el cadáver de Cervantes. Si el pudiera hablar.
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