
Imagina enfrentarte cara a cara a más de media tonelada de metal y estructuras compuestas, cajas electrónicas y paneles solares —un satélite no deseado—, y que después te entreguen un soplete y te pidan que lo derritas hasta que se vaporice.
Imagina enfrentarte cara a cara a más de media tonelada de metal y estructuras compuestas, cajas electrónicas y paneles solares —un satélite no deseado—, y que después te entreguen un soplete y te pidan que lo derritas hasta que se vaporice.