Por ahora es una técnica en periodo de pruebas, pero el doctor Antonio Alcaraz, jefe del Servicio de Urología del Hospital Clínic de Barcelona, está convencido de que en breve se convertirá en un procedimiento sistemático: se trata de trasplantar un riñón de un donante vivo a otro utilizando un ultramoderno robot que ejecuta con suma precisión los movimientos que el cirujano realiza en una consola. Las primeras intervenciones han funcionado de forma impecable. «El año que viene realizaremos con el Da Vinci el 40% de los 60 trasplantes de riñón que se hacen anualmente en el Clínic», calcula Alcaraz. El Da Vinci, robot quirúrgico apto para un gran abanico de operaciones, fue lanzado al mercado en el 2010 por la empresa estadounidense Intuitive Surgical.
La tecnología Da Vinci ya está disponible en diversos hospitales y centros médicos, pero es la primera vez en España que se emplea para una operación tan compleja como un trasplante de riñón. De hecho, el mismo equipo del Clínic ya lo utiliza habitualmente desde hace cuatro años para el cáncer de próstata. «Para muchos tipos de operación no es necesaria tanta sofisticación -precisa Alcaraz-, pero para esto va muy bien».
El empleo del robot en los trasplantes de riñón permite reducir al máximo la cirugía. En el caso de las dos primeras intervenciones realizadas en el Clínic, el equipo liderado por Alcaraz realizó la extracción del riñón por nefrectomía transvaginal -es decir, a través de la vagina de una donante- y lo introdujo en la receptora mediante una incisión en el ombligo. Todo ello evitó la habitual cirugía abierta.
MINIMIZAR LAS COMPLICACIONES / La alternativa robótica comporta numerosas ventajas. Un aspecto clave es que minimiza las complicaciones porque solo se realizan cuatro pequeñas incisiones en el abdomen para colocar los brazos del robot, lo que obviamente reduce el riesgo de infecciones, la pérdida de sangre, el dolor, las cicatrices y, en definitiva, el periodo de obligada hospitalización (solo 48 horas). La operación, además, dura prácticamente lo mismo, un aspecto clave «porque el tiempo tiene que ser corto para que le riñón no se estropee», prosigue Alcaraz. «En el fondo, todo esto no deja de ser un trasplante laparoscópico, pero ahora lo hago con un robot que ayuda a mejorar la precisión», resume.
El funcionamiento del Da Vinci es fácil de asimilar. «Es muy intuitivo, cómodo y de fácil aprendizaje. Te acostumbras antes que a un coche nuevo», bromea Alcaraz. En primer lugar, al igual que en una laparoscopia con cámara incorporada, el cirujano se guía a partir de lo que observa en una pantalla. El cambio viene a continuación: en lugar de mover el bisturí, por ejemplo, lo que se hace es maniobrar con los mandos de una especie de consola. «Apoyas tu cabeza en un visor y luego pones los brazos en una barra que cuenta con unos joysticks y con unas arandelas que se ponen en los dedos. Es como una cabina de fórmula uno», ilustra el jefe del Urología del Clínic. «Podrías incluso operar a distancia, y de hecho este fue uno de los motivos que impulsó el desarrollo de estos robots», prosigue.
TRADUCCIÓN A ESCALA MÁS PEQUEÑA / La gran ventaja es que el sistema interpreta los movimientos del cirujano (tamaño humano) y los traduce a la escala más pequeña de sus brazos articulados, además de eliminar de forma automática cualquier atisbo de temblor. «Si retiro la cabeza del visor, se bloquea; si hago un movimiento anormalmente brusco, también», ilustra Alcaraz. Para una operación de alta precisión como un trasplante de riñón, en que son necesarias suturas en arterias de solo cinco milímetros, «necesitas una precisión que no logras con la laparoscopia convencional», explica el especialista. El robot es muy bueno, precisa, «cuando el campo quirúrgico es estrecho y profundo».
La técnica es compleja pero está completamente estandarizada: en la India, país en el que ha sido desarrollada, se han llevado a cabo más de 400 trasplantes de este tipo, recuerda el Hospital Clínic. «Se trata de un cambio de paradigma en la realización de este tipo de intervenciones», añade Alcaraz.
El objetivo del equipo del Clínic es realizar trasplantes de riñón de forma sistemática utilizando esta tecnología. «Aplicamos el principio de prudencia. Por ahora elegimos los pacientes menos complejos, mientras que los mas complejos los seguiremos haciendo con la técnica convencional», concluye el jefe de Urología del hospital.
Fuente: El Periodico