China, que ha utilizado durante décadas órganos de presos ejecutados en su sistema de trasplantes, quiere reformar su polémico modelo. Para lograr un sistema más humano, basado únicamente en las donaciones voluntarias, se ha inspirado en el ejemplo español, considerado uno de los mejores del mundo. Y para demostrar su voluntad de transparencia, ha abierto por primera vez uno de sus principales centros especializados, el Hospital de la Amistad en Pekín, a un pequeño grupo de medios extranjeros, todos españoles.
Durante años, el sistema chino ha estado plagado de problemas. La compraventa de órganos y el turismo de trasplantas, que dio lugar a casos muy sonados, se sumaba al uso de miles de órganos de presos condenados a muerte, en el país que más ejecuta del mundo. Solo en 2010 China comenzó a implantar un sistema nacional de donaciones voluntarias, que ese año solo registró a 34 altruistas.
Desde entonces, el sistema ha obtenido una rápida progresión, aseguran los funcionarios chinos. El 1 de enero de 2015 se prohibió oficialmente el uso de órganos de prisioneros ejecutados. El año pasado 2.766 personas donaron 7.785 órganos y se practicaron 10.500 trasplantas, todos de órganos procedentes de voluntarios. Este año, según Huang Jiefu, el presidente de la Fundación de Trasplantes de China y ex viceministro de Sanidad, el número de donantes podría crecer en un 80% y llegar a los 4.000.
Fuente: Diario El País