
Aunque no fue diseñado para ofrecer este tipo de información, el satélite SMOS de la ESA, que forma parte del programa Earth Explorer, es capaz detectar el hielo marino más delgado. Dado que otro de los satélites del programa, CryoSat, está mejor dotado para medir el hielo más grueso, los científicos han encontrado una forma de combinar ambas misiones para obtener información aún más clara de los cambios en el Ártico.