
El sistema de navegación por satélite Galileo es, desde que empezaron a situarse en órbita sus primeros componentes, un notable activo también para la comunidad científica. La precisión de sus relojes atómicos y la estabilidad de sus órbitas, más los retrorreflectores láser que permiten calcularlas, lo coloca en una gran disposición para ofrecer numerosos datos científicos para estudiar diversos aspectos que abarcan desde física relativista hasta observación de la Tierra, entre otros.