El mundo se enfrenta graves crisis humanitarias, de valores y principios. Asistimos a un rearme de las potencias internacionales que mueven sus fichas, conforme sus intereses y aumentan sus presupuestos en defensa. Un juego de piezas en las que unos pocos ganan a costa de la vida de muchas personas. El gasto militar mundial aumenta de manera desorbitada y los Estados inician una carrera de tonto el último en su afán de no perder tajada en la industria de la guerra (y de la muerte).
Insertar aquí el texto del cuerpo