La nueva epidemia en África no se contagia. Sin embargo, no para de crecer. La hipertensión está considerada una dolencia de países industrializados, vinculada al sedentarismo, la comida rápida y la urbanización. Por primera vez, un estudio a gran escala demuestra que la hipertensión también se ha convertido en un problema de salud de primer orden en África subsahariana. La prevalencia es del 15% en la parte occidental, del 25% en la oriental y del 42% a 54% en Sudáfrica. Unas cifras que se prevé que aumenten a tenor de los nuevos estilos de vida y del envejecimiento de la población.
Tras estudiar a 11.000 personas de entre 40 y 60 años en zonas rurales y periurbanas de cuatro países —Sudáfrica, Burkina Faso, Kenia y Ghana—, los expertos han constatado otras dos realidades inquietantes: más de la mitad de los hipertensos ignoran su condición y, entre los que siguen un tratamiento, apenas la mitad logra controlar su presión arterial. Del significado de estos resultados y de los próximos pasos para poner coto a la epidemia habla el médico epidemiólogo Xavier Gómez-Olivé, autor principal de la investigación y especialista en Salud Pública de la Universidad Witwatersrand de Sudáfrica.