El fiscal general del Estado, José Manuel Maza, ha muerto en una clínica de Buenos Aires (Argentina), donde había sido hospitalizado como consecuencia de una infección de riñón que se complicó y pasó a ser generalizada. Maza, de 66 años, se sintió indispuesto el viernes mientras participaba en la Asamblea de Ministerios Públicos Iberoamericanos que se celebra en la capital argentina y los médicos aconsejaron su ingreso hospitalario. El fallecimiento de Maza descabeza la Fiscalía en un momento en que están sobre su mesa casos de alto voltaje político, como las causas abiertas en el Tribunal Supremo y la Audiencia Nacional contra los miembros del cesado Gobierno catalán y la Mesa del Parlament.
Fue el ministro de Justicia, Rafael Catalá, el primero en confirmar su fallecimiento. “Descanse en paz José Manuel Maza. Un extraordinario jurista y servidor público. La justicia y el derecho pierden a uno de sus más destacados profesionales”, escribió en su cuenta de Twitter a las 20.28 hora peninsular. Pocos minutos después lo hacía el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, quien expresaba su “agradecimiento y reconocimiento por una vida de trabajo al servicio del Estado”, al tiempo que trasladaba el pésame a su familia y compañeros.
Maza se encontraba en cuidados intensivos bajo control médico constante, según la Embajada de España en Buenos Aires, que prestó apoyo al fiscal general. Maza se encontraba mal cuando llegó a la capital argentina, según las fuentes consultadas, pero decidió mantener su agenda. Finalmente, poco antes de una reunión que tenía prevista con el ministro de Justicia argentino, Germán Garavano, su situación empeoró y fue conducido a una clínica de la capital.