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Perros entrenados para luchar contra el tráfico de animales en Congo

Perros entrenados para luchar contra el tráfico de animales en Congo

El IJG crea una unidad canina para combatir y prevenir una de las mayores amenazas para la vida salvaje

En la República del Congo, al suroeste, se encuentra la Reserva Natural de Tchimpounga, un área protegida de 52.971 hectáreas que el Instituto Jane Goodall (IJG) de Congo gestiona en colaboración con el Ministerio de Agua y Bosques del país. Este espacio protegido destaca por la presencia de poblaciones de chimpancés salvajes y por su gran diversidad de aves y mamíferos, entre otras especies de fauna y flora.

Debido a su abundante biodiversidad y a la escasez de controles, en la República del Congo hay muchos animales salvajes que son cazados y comercializados (bushmeat trade) ilegalmente a nivel interno, o incluso traficados (vivos o muertos) a otros países de África, Asia o Europa. Este comercio ilegal de especies protegidas o de sus partes es un delito que mueve millones de euros en el mundo y que está impulsado por la pobreza y la desigualdad, pues la caza furtiva para la venta y consumo de carne a nivel local es una fuente de ingresos común en las zonas rurales. Pero los medios de los que dispone el país para combatir este problema son escasos, y en la medida que no se logre controlar el consumo, comercio y tráfico ilegal de especies salvajes, sus poblaciones se verán gravemente afectadas.
 
Panel informativo realizado para las campañas de sensibilización y educación del IJG
(@Instituto Jane Goodall / Fernando Turmo)

Por eso, el IJG Congo, dirigido por la Dra. Rebeca Atencia, creó una unidad canina llamada “Unité Canine Anti-Bracconage” como estrategia para combatir el comercio ilegal de especies en los principales puertos, aeropuertos y carreteras de esta parte del país. Desde entonces, ha ejercido un importante papel apoyando a las autoridades nacionales para fortalecer la aplicación de las leyes congoleñas, confiscando ejemplares traficados y actuando como un poderoso disuasor para posibles traficantes.
 
Los entrenadores forman estrechos lazos con sus compañeros de trabajo de cuatro patas
(@Instituto Jane Goodall / Fernando Turmo)

La unidad canina está compuesta por 5 guías caninos, varios de los cuales son ecoguardas con entrenamiento paramilitar, y 4 perros entrenados para detectar objetos peligrosos o ilegales (armas, munición…), así como evidencias de delitos ilegales contra la vida salvaje, como escamas de pangolín, pelo de chimpancé, gorila o mandril.

Los guías entrenan a los perros seis días a la semana, enseñándoles a olfatear objetos en coches, bolsos, cajas, etc. para encontrar rastros. Cada mañana, los perros y sus guías realizan una búsqueda minuciosa de los vehículos que entran y salen de la Reserva de Tchimpounga. Mientras los perros utilizan sus potente sentido del olfato para hallar pistas, los ecoguardas usan el software CyberTracker para registrar todas las matrículas de los vehículos. Cuando detectan actividades ilegales, las anotan de inmediato con tecnología GPS y alertan al director de la reserva para que tome medidas.
 
Los guías caninos entrenan a los perros seis días a la semana
(@Instituto Jane Goodall / Fernando Turmo)

Con frecuencia, los perros rastreadores detectan animales vivos, algunos traficados ilegalmente desde otras reservas cercanas. Estos animales son confiscados y, mientras que algunos se mantienen en el Centro de Rehabilitación de Tchimpounga para recibir la atención veterinaria que necesitan, los que están sanos se liberan directamente en la reserva.

A través del cuidado y los juegos diarios, los guías caninos como Arsene forman estrechos lazos de confianza con sus compañeros de trabajo de cuatro patas, lo que permite que el trabajo en equipo sea efectivo.



De esta manera, la Unidad de Detección Canina ha conseguido aumentar el éxito en la detección de actividades ilegales en la Reserva de Tchimpounga y en sus alrededores. Es más, la presencia regular de la unidad en los puestos de los ecoguardas se ha convertido en un potente disuasivo para los traficantes, que anteriormente habrían tratado de ocultar materiales ilícitos en vehículos y equipaje.

El IJG también ha puesto a disposición perros rastreadores en áreas fuera de la Reserva. En 2021, el Ministerio de Economía Forestal congoleño aprobó una expansión de las actividades de la Unidad de Detección Canina del IJG Congo en dos áreas protegidas nacionales más: el Parque Nacional Conkouati-Douli y la Reserva de la Biosfera de Dimonika, así como en el puerto fluvial Bas-Kouilou, pues se sospecha que este último es un paso frecuente de traficantes ilegales con especies provenientes del extremo norte del río y destinados a la ciudad de Pointe Noire.
 
Los perros están entrenados para detectar objetos peligrosos o ilegales
(@Instituto Jane Goodall / Fernando Turmo)

Este programa forma parte del enfoque que utiliza el IJG para prevenir y disminuir el comercio ilegal de especies salvajes, entre ellas los chimpancés. Si quieres ayudar a protegerlos tú también, apadrínalos como Soci@ Chimpamig@ o hazte donante del IJG (con hasta 80% de desgravación fiscal).

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Perros españoles contra el tráfico de animales en Congo

Perros españoles contra el tráfico de animales en Congo

El IJG crea una unidad canina para combatir y prevenir una de las mayores amenazas para la vida salvaje

En la República del Congo, al suroeste, se encuentra la Reserva Natural de Tchimpounga, un área protegida de 52.971 hectáreas que el Instituto Jane Goodall (IJG) de Congo gestiona en colaboración con el Ministerio de Agua y Bosques del país. Este espacio protegido destaca por la presencia de poblaciones de chimpancés salvajes y por su gran diversidad de aves y mamíferos, entre otras especies de fauna y flora.

Debido a su abundante biodiversidad y a la escasez de controles, en la República del Congo hay muchos animales salvajes que son cazados y comercializados (bushmeat trade) ilegalmente a nivel interno, o incluso traficados (vivos o muertos) a otros países de África, Asia o Europa. Este comercio ilegal de especies protegidas o de sus partes es un delito que mueve millones de euros en el mundo y que está impulsado por la pobreza y la desigualdad, pues la caza furtiva para la venta y consumo de carne a nivel local es una fuente de ingresos común en las zonas rurales. Pero los medios de los que dispone el país para combatir este problema son escasos, y en la medida que no se logre controlar el consumo, comercio y tráfico ilegal de especies salvajes, sus poblaciones se verán gravemente afectadas.
 
Panel informativo realizado para las campañas de sensibilización y educación del IJG
(@Instituto Jane Goodall / Fernando Turmo)

Por eso, el IJG Congo, dirigido por la Dra. Rebeca Atencia, creó una unidad canina llamada “Unité Canine Anti-Bracconage” como estrategia para combatir el comercio ilegal de especies en los principales puertos, aeropuertos y carreteras de esta parte del país. Desde entonces, ha ejercido un importante papel apoyando a las autoridades nacionales para fortalecer la aplicación de las leyes congoleñas, confiscando ejemplares traficados y actuando como un poderoso disuasor para posibles traficantes.
 
Los entrenadores forman estrechos lazos con sus compañeros de trabajo de cuatro patas
(@Instituto Jane Goodall / Fernando Turmo)

La unidad canina está compuesta por 5 guías caninos, varios de los cuales son ecoguardas con entrenamiento paramilitar, y 4 perros entrenados primeramente en España y luego en Congo para detectar objetos peligrosos o ilegales (armas, munición…), así como evidencias de delitos ilegales contra la vida salvaje, como escamas de pangolín, pelo de chimpancé, gorila o mandril.

Los guías continuan el entrenamiento a los perros cada semana, enseñándoles a olfatear objetos en coches, bolsos, cajas, etc. para encontrar rastros. Cada mañana, los perros y sus guías realizan una búsqueda minuciosa de los vehículos que entran y salen de la Reserva de Tchimpounga. Mientras los perros utilizan sus potente sentido del olfato para hallar pistas, los ecoguardas usan el software CyberTracker para registrar todas las matrículas de los vehículos. Cuando detectan actividades ilegales, las anotan de inmediato con tecnología GPS y alertan al director de la reserva para que tome medidas.
 
Los guías caninos entrenan a los perros seis días a la semana
(@Instituto Jane Goodall / Fernando Turmo)

Con frecuencia, los perros rastreadores detectan animales vivos, algunos traficados ilegalmente desde otras reservas cercanas. Estos animales son confiscados y, mientras que algunos se mantienen en el Centro de Rehabilitación de Tchimpounga para recibir la atención veterinaria que necesitan, los que están sanos se liberan directamente en la reserva.

A través del cuidado y los juegos diarios, los guías caninos como Arsene forman estrechos lazos de confianza con sus compañeros de trabajo de cuatro patas, lo que permite que el trabajo en equipo sea efectivo.



De esta manera, la Unidad de Detección Canina ha conseguido aumentar el éxito en la detección de actividades ilegales en la Reserva de Tchimpounga y en sus alrededores. Es más, la presencia regular de la unidad en los puestos de los ecoguardas se ha convertido en un potente disuasivo para los traficantes, que anteriormente habrían tratado de ocultar materiales ilícitos en vehículos y equipaje.

El IJG también ha puesto a disposición perros rastreadores en áreas fuera de la Reserva. En 2021, el Ministerio de Economía Forestal congoleño aprobó una expansión de las actividades de la Unidad de Detección Canina del IJG Congo en dos áreas protegidas nacionales más: el Parque Nacional Conkouati-Douli y la Reserva de la Biosfera de Dimonika, así como en el puerto fluvial Bas-Kouilou, pues se sospecha que este último es un paso frecuente de traficantes ilegales con especies provenientes del extremo norte del río y destinados a la ciudad de Pointe Noire.
 
Los perros están entrenados para detectar objetos peligrosos o ilegales
(@Instituto Jane Goodall / Fernando Turmo)

Este programa forma parte del enfoque que utiliza el IJG para prevenir y disminuir el comercio ilegal de especies salvajes, entre ellas los chimpancés. Si quieres ayudar a protegerlos tú también, apadrínalos como Soci@ Chimpamig@ o hazte donante del IJG (con hasta 80% de desgravación fiscal).

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Luz verde a la sonda de Venus y al explorador de ondas gravitacionales

Luz verde a la sonda de Venus y al explorador de ondas gravitacionales

Press Release N° 4–2024

¿Qué pueden decirnos las ondas gravitacionales sobre la historia del Universo? ¿Por qué nuestro vecino más cercano en el espacio se ve tan diferente al planeta Tierra?

Hoy la ESA ha dado un gran paso hacia la respuesta a estas preguntas y muchas más al «adoptar» sus últimas y más ambiciosas misiones científicas: el observatorio de ondas gravitacionales LISA y el explorador EnVision Venus. Con este paso se confirma que se puede comenzar a trabajar en la incorporación DE LISA y EnVision a la creciente flota científica de la ESA.

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Fototrampeo para conocer y proteger a los chimpancés más amenazados en Senegal

Fototrampeo para conocer y proteger a los chimpancés más amenazados en Senegal

Gracias a las cámaras trampa se puede monitorizar el hábitat de las poblaciones de manera no invasiva, estudiar su ecología y comportamiento, e identificarlos de forma individual

Los chimpancés del oeste de África (Pan troglodytes verus) son la subespecie más amenazada de las 4 que existen. Desde 2016, están en peligro crítico de extinción según la Lista Roja de la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza).

En las dos últimas décadas, la población de estos grandes simios se ha reducido un 80% y su área geográfica de distribución un 20%. El límite norte de esta zona de distribución se encuentra en Senegal, donde los chimpancés de la subespecie Pan troglodytes verus enfrentan principalmente amenazas relacionadas con la pérdida y fragmentación de su hábitat debido a la deforestación, los incendios forestales, la competencia con las poblaciones humanas por recursos como los frutos salvajes o el agua. Actualmente se estima que la población de chimpancés salvajes en Senegal es de menos de 500 individuos, que se localizan en la región de Kédougou, en la zona más sureste del país.
 
Vista del pueblo de Dindefelo desde la meseta (©IJGE)

Es en esta región limítrofe con Guinea, en la Reserva Natural Comunitaria de Dindefelo y en las comunas contiguas de Dakately, Fongolimbi y Dimboli, donde desde hace 15 años el Instituto Jane Goodall España lleva a cabo un programa de investigación para la conservación del chimpancé y la promoción del desarrollo local sostenible. Las actividades de investigación permiten conocer mejor los chimpancés de la zona en aspectos tales como su ecología (p.ej., especies botánicas usadas para alimentación y nidificación), etología (p.ej., el estudio de las herramientas que utilizan), así como los desafíos a los que se enfrentan.

Una de las herramientas más valiosas que utiliza el IJG para el estudio de los chimpancés de la reserva son las cámaras trampa: dispositivos fotográficos que se activan con el movimiento registrando una foto o un video. 
 
Instalación de una cámara trampa en Senegal (©IJGE)

Gracias a ellas, se puede monitorizar su hábitat durante las 24 horas del día de forma no invasiva y, así, no sólo estudiar la ecología y el comportamiento de los chimpancés (que se mueven en un extenso territorio), sino también identificarlos de forma individual y registrar al mismo tiempo otras especies animales con las que cohabitan.
 

Leopardo captado por una cámara trampa de noche / Madre chimpancé cargando con su cría y un fruto de baobab (©IJGE)

Como se puede ver en el siguiente vídeo, los grupos de chimpancés se fisionan y fusionan durante el día, y solo una madre y su cría dependiente se consideran como grupo permanente.



En la Reserva de Dindefelo viven más de 50 chimpancés adultos que han sido identificados gracias a las diferencias en su estructura corporal, cicatrices y marcas de despigmentación faciales, que se pueden ver en detalle durante el análisis de estos vídeos.

Los resultados de los análisis de los vídeos, junto con los datos obtenidos del monitoreo que los asistentes de campo y de investigación realizan en terreno, permiten diseñar acciones más efectivas para la conservación de los chimpancés y su hábitat, siempre teniendo en cuenta las necesidades de las poblaciones locales.
 
Personal del IJGE y estudiante universitaria senegalesa instalando cámaras trampa y analizando videos en la Estación Biológica de Dindefelo (©IJGE)

Gracias a nuestr@s soci@s, donantes y colaboradores, la misión del IJG en Senegal es posible.

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