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CUENTECILLO DE VERANO
Antecedentes. Afirma Paco Rodríguez de Lecea en este mismo blog que «… hay un espionaje masivo desde Washington de todas las comunicaciones europeas, y se va descubriendo de día en día que no sólo es el chalao de Obama, que aquí también cada país espía todo lo que puede a los vecinos: se escudriñan los emails, los esemeses, los wachaps, lo que sea. Con mayor razón, los blogs del proletariado militante» (Es canónico decir fin de la cita). Comoquiera que me parecía excesivamente peliculero lo dicho por Paco le envié un eseemeese con el siguiente texto: «Urgente vernos punto alfa para tratar la cuestión mañana 13 h.». La respuesta fue sobria: «Sea».
Primer tranco
El día era reumáticamente húmedo, de manera que me tomé las cosas con calma camino del restaurant Vent de Mistral a unos cien metros del espigón de Poldemarx saboreando metafísicamente el salmorejo que, adornado con unas rodajas de manzana, eran la especialidad del figón. Allí estaba Paco –gafas de sol, tipo manoletinas; camiseta de algodón con la cara del maestro José Tomás; espardenyes de pagés y otros aditamientos que no es preciso señalar-- que simulaba leer El Pensamiento Navarro.
Como es de rigor, durante la comida hablamos de cosas muy alejadas aparentemente del verdadero motivo de nuestra cita, vale decir, el espionaje masivo que según Paco estaba en todos los recovecos de nuestras vidas. Por ejemplo, hablamos de la influencia de los pullarii romanos en las batallas contra los samnitas; discurrimos algo que nos tiene intrigados desde nuestra niñez, esto es, por qué Aníbal no atacó Roma cuando el ejército de la vieja república estaba hecho una algofifa; y, ya en los postres –acerolas y azofaifas con chartreuse helado-- decidimos atacar el punto estrella: el espionaje.
Segundo tranco
Ahora caigo en la cuenta de algo que nos pasó desapercibido. A una cierta distancia un caballero solitario (con manto caballeroso, mocasines azules, una chapilla en la solapa que ponía “Método 3” y algo más que no diré) fingía hacer el crucigrama de El Correo Catalán.
También me viene a la memoria que una botella de gaseosa La Casera apuntaba sospechosamente a nuestra mesa como queriendo fisgonear en nuestra plática.
Tercer tranco
Pues bien, cuando la tarde languideció y renacieron las sombras mi tableta ordenador se inundó con una propaganda masiva: “La historia de Roma”, de Kovaliov; “Los discursos de la primera década de Tito Livio”, de Nicolás Maquiavelo; “El planeta de los toros”, de Cossío … hasta libros de recetas sobre las formas de preparar adecuadamente el salmorejo.
Más tarde supe que Paco había sufrido la misma inundación en su correo electrónico: peñasocialistasutópicosdecalella@poldemarx.esY no tuve empacho en reconocer que mi amigo estaba en lo cierto: nos espían hasta dentro del cielo de la boca.
