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Estevez AraujoUn amigo tan querido como inteligente, José A. Estévez Araújo, catedrático De Filosofía del Derecho de la U.B., ha publicado en Mientrastanto un texto imprescindible para tener las claves de parte importante lo que está sucediendo en Europa (y más allá). En especial, se atreve (y cómo se lo agradezco) a desmontar el mito de la “gobernanza” que los políticos y gestores de nuestra triste modernidad repiten como mantra para la “nueva, eficiente y democrática” gestión de lo público…. Y de eso nada. Dada la densidad y amplitud de su trabajo me he permitido resumirlo de manera esquemática en los siguientes puntos, a manera de aperitivo:

1.- La privatización y la desregulación, unidas a la denigración sistemática de lo público-estatal y la introducción de métodos empresariales en la Administración (la llamada “Nueva Gestión Pública”) han facilitado que se difuminase la distinción público-privado y ha puesto en bandeja el discurso de la gobernanza.

2.- Ha ayudado al discurso de la gobernanza el fracaso de las políticas neoliberales de los años ochenta con los funestos resultados de la desregulación y privatización de la Rusia de Yeltsin y los desastres en África denunciados por Stiglitz en su libro sobre la globalización. En América Latina no les fue mejor. Todo ello consujo a que el Banco Mundial diera un giro neoinstitucionalista y a principios de los noventa, empezara a utilizar la expresión “buena gobernanza”.

3.- La “gobernanza” proporcionó un Plan B para el neoliberalismo tras el importante papel adquirido por el estado en la segunda postguerra y tras la exaltación de las virtudes del mercado y de la empresa por la contrarrevolución neoliberal. La gobrnanza significa el supuesto descubrimiento de las “sinergias” de la colaboración público-privada, de la que la llamada “Tercera Vía” de Giddens puesta en práctica por Blair fue un ejemplo paradigmático: tras el fracaso del estado y del mercado, los consorcios público-privados serían la solución de todos los problemas.

4.- El discurso de la gobernanza, uno de los principales discursos ideológicos en la actualidad, construye una nueva forma de legitimidad jurídico-política difuminando la distinción entre lo público y lo privado. Los agentes públicos y los privados no deben permanecer separados. Deben colaborar de múltiples maneras con el objetivo de producir “sinergias”. La gobernanza defiende, por ello, los consorcios público-privados, las redes de gobernanza público-privadas, y también esas formas de participación de la “sociedad civil” recogidas en el artículo 11 TUE (consultas, apertura de canales para la expresión de las opiniones de ciudadanos y asociaciones, toma en consideración de los stakeholders…).

5.- El discurso de la gobernanza está pensado más bien para los que “mandan”. Ha calado, en mayor o menor medida, entre los políticos, los gestores de servicios públicos, los cargos de responsabilidad dentro de la Administración, los ejecutivos de las empresas, o los altos funcionarios de las agencias internacionales. Son ellos quienes más lo utilizan para justificar sus decisiones y actuaciones, creyéndoselo en mayor o menor medida.

6.- El discurso de la gobernanza no va dirigido, por tanto, a los ciudadanos de a pié. Para ellos se sigue utilizando como marco legitimador el tradicional discurso de la democracia representativa. Pero a él se añaden poderosos mecanismos de manipulación ideológica. Los “recortes” para salir de la “crisis” son “necesarios”. No hay políticas económicas alternativas. Las deudas hay que pagarlas. Sin medidas de “austeridad” las consecuencias serían aún más desastrosas… Mientras tanto, los ciudadanos siguen reivindicando lo “público”. Defienden, con insistencia creciente, una escuela pública y una sanidad pública. Con esas reivindicaciones saben exactamente lo que quieren decir. Están en contra de convertir la enseñanza o la atención médica en mercancías. Rechazan condicionar el acceso a esos servicios básicos al poder adquisitivo de las personas. No quieren una enseñanza o una sanidad dirigida al objetivo de obtener beneficios. La distinción público/privado sigue teniendo sentido para ellos.

7.- La gobernanza podría resucitar, pervitiéndola, la concepción hegeliana de la sociedad civil. Frente al sentido atribuido a ese término en los años setenta y ochenta del siglo pasado como un espacio habitado por movimientos sociales y ciudadanos, ONG, etc. desvinculados del poder económico y político (incluso del sistema de partidos), la Unión Europea ha utilizado los “canales”, “diálogos” y “consultas” de las instituciones europeas con la “sociedad civil” como un mecanismo para privatizar el poder de decisión de la UE trasladando dicho poder a las empresas.

8.- A manera de ejemplo: Draghi, que se sepa, no se ha reunido con la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (ni el Parlamento Europeo aceptó interesarse, a instancias de Dempeus per la Salut Pública, por la privatización y degradación de la sanida en España) pero utiliza el discurso de la gobernanza para justificar y aplaudir una mezcolanza ilegítima entre las autoridades públicas y las entidades financieras bajo el cobijo de una misma organización. (Expulsando las organizaciones que sí serían las herederas legítimas de la sociedad civil, se abre a las isntituciones mercantiles y financieras para hacer transitables y viables sus intereses de saqueo de lo público.)

Ejemplos apabullantes e ingignantes, y muchos más argumentos, en el texto completo de J.A. Estévez Araujo en Mientrastanto.



Font: upec
05/09/2013
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