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Las locomotoras de Europa y el lastre del mundo

Por  Agenor*

La verdadera locomotora de Europa en los primeros diez años de vida de la Uniónmonetaria han sido los PIGS, es decir, los portugueses, irlandeses, griegos y españoles. Los consumos de estos países, “drogados” por el crédito fácil, por un flujo sin precedentes de capitales de los países con exceso de ahorro y déficit de consumo, y por niveles exagerados de deuda privada, han sido el verdadero motor que ha sostenido a países como Alemania, cuya demanda interna había caído y la externa era la única fuente de crecimiento.

En un régimen de cambios flexibles, este proceso habría llevado rápidamente a un incremento de la moneda mayormente exigida (la de los países exportadores) y a una depreciación de la moneda menos exigida (la de los países importadores), reequilibrando la situación. En un régimen de cambios fijos, cuya versión extrema es la Uniónmonetaria, ello no ha sido posible.  El resultado son los famosos desequilibrios comerciales internos en la zona euro que ahora se intenta corregir.  Es una combinación de impotencia política y de propaganda moralista, pero que impide que eso ocurra. La terminología usada es importante: quien crece sobre las espaldas de los otros, comprimiendo la propia demanda y apoyándose en la de los otros, genera un “excedente”, que tiene una connotación positiva. Sin embargo, mi “excedente” exige el “déficit” de los otros para poder existir, sobre todo en un área voluntaria común, substancialmente en paridad comercial con el resto del mundo.

Desde un punto de vista político, después, la verdadera fuerza de los países con “excedente” es el de evitar contribuir al reequilibrio: las nuevas reglas impuestas por Bruselas sobre la vigilancia macroeconómica prevén que un déficit comercial del 4 % del PIB sea un timbre de alarma, pero en el caso de un excedente no hay problema si llega al 6 %. Este era el nivel del excedente alemán, según las estimaciones para el año 2012. Los datos reales, sin embargo, hablan de un excedente comercial alemán de un 7 por ciento, que en términos absolutos es más alto, incluso, que el de China.

Así pues, ¿cuál es el déficit correspondiente que financia el mayor excedente del mundo? Como ya hemos dicho, desde el inicio de la Unión monetaria, Alemania pasaba gradualmente de una situación de déficit a una de excedente, pero como la zona euro estaba en substancial paridad con el resto del mundo, el verdadero motor que sostenía ese enorme excedente comercial era el resto de países del área monetaria. Estos países, además, registraban siempre mayores déficits. Incluso Italia, tradicionalmente un país exportador, desde 2002 se encuentra en déficit comercial. 

Desde que las políticas de austeridad han apagado sus motores, la eurozona ha desplegado en el exterior: el bajón de la demanda interna ha hecho, efectivamente, que la única fuente posible de crecimiento sea la demanda externa. De ahí la necesidad de un excedente comercial hacia el resto del mundo que estará en torno al 1,9 % del PIB global de la eurozona y que, segñun el FMI será del 3,3 % en los próximos años.

Ahora bien, ¿qué quiere decir todo esto? Simplemente que a nivel global la eurozona se apoya en los otros y, dadas sus dimensiones, se convierte más en un peso que en un factor de crecimiento; exporta productos, pero también desempleo y drena recursos a las otros regiones.  No es por casualidad que el Tesoro americano haya acusado abiertamente a Alemania de ser un peso que impide la recuperación europea y del mundo entero.  Si la eurozona prosigue con su política deflaccionista tenderá a importar menos, y de ahí a exigir menos moneda exterior cuando desde fuera se pidan euros. Pero ya que el mundo no es una unión monetaria, los cambios flexibles harán que aumente el valor del euro. 

Todo ello agravará la situación de los países periféricos de la eurozona. Estos países se verán obligados a políticas deflaccionistas para reducir los salarios y ser más “competitivos”. La falta de políticas expansivas en los otros países de la eurozona les priva de un ajuste simétrico que sería natural en el interior de un bloque de países “amigos”, y no de los “enemigos”. Por consiguiente, el valor alto de la moneda única en el mercado internacional frustra los esfuerzos para ser más competitivos.

Entonces, ¿para qué sirve comprimir entre un 15 y un 20 por ciento, desde el inicio de la crisis, los salarios reales en Grecia a través de presupuestos de sangre y lágrimas si, a continuación, el valor de la moneda griega se revaloriza en un 20 por ciento en comparación con la del resto del mundo?  

Pocas son las esperanzas porque es bien poco lo que los gobiernos pueden hacer, privados de política monetaria y también de políticas fiscales. No parece que hayan señales que puedan ser paradas por la espiral deflaccionista. El Banco europeo intenta hacer lo posible bajando los tipos al 0,25 por ciento, pero después de eso sólo hay el 0 por ciento. Estamos en plena trampa de la liquidez, una trampa a la que nos hemos dirigido por pura decisión política.  

* En la mitología griega Agenor es el padre de Europa. Nuestro articulista es un experto en políticas económicas.


Este texto lo hemos sacado de Sbilanciamoci. Info. Y ha sido traducido por la Escuela de Traductores de Parapanda. 

Font: upec
12/11/2013
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