Hoy dos grandes periodistas hablan de sanidad. En medios tan dignos como creíbles, Alicia Gutierrez informa en InfoLibre que “inversores desconocidos” (yo les llamo por su nombre: FONDOS BUITRE) han comprado el 49% de acciones de SACYR en la sociedad que explota los servicios no sanitarios de los hospitales públicos de Parla y Coslada. Con ello se siguen los oscuros manejos de Capio –ahora llamada IDC Salud–, que ha entregado la gestión sanitaria de cuatro hospitales de la red pública madrileña a unos misteriosos propietarios se ocultan tras cinco sociedades de las Islas Caimán…
Ninguna de estas maniobras financieras de desposesión es inocua. Las incansables luchadoras que se dedican a la lavandería y limpieza (hoy ya privatizadas) nos alertan con su lucha de los peligros para nuestra salud de estas “externalizaciones” que significan precariedad laboral y pobreza para ellas, pero también grandes riesgos y peligro real de infecciones para las personas hospitalizadas…
La opinión y la alerta nos viene de Rosa María Artal en Eldiario.es. En su artículo de hoy, nos recuerda que el sistema sanitario español destacaba entre los mejores del mundo, y acusa: Desde el poder están hundiendo la sanidad pública. Y en el hundimiento aflora la desesperación de los buenos profesionales que tienen que escamotear recursos a sus pacientes, incluso si pueden disminuir sus sufrimientos… O si pueden significar mayor seguridad en los resultados del tratamiento. Personal de los hospitales, buenos profesionales, que deben contemplar los hacinamientos en Urgencias de donde todos salen despojados de dignidad, pero de los que no todos salen con vida.
Así lo explica Rosa María Artal:
“Se empieza con los ancianos y débiles, se sigue por los malos pacientes que no tienen un estilo sano de vida frente a los buenos que se cuidan, se pasa a distinguir entre enfermedades caras y baratas, y se continúa –se está llegando ya- con los pobres, con los que no pueden pagar y repagar. El neoliberalismo ha abierto una especie de cámara de gas para las víctimas del sistema. Los sanos y ricos –clase que consideran superior- se libran de ella.
(…)
¿Crisis? Esto es un plan perfectamente diseñado para que unos pocos se enriquezcan obscenamente a costa de la mayoría de la población. En eso y nada más se basa el sistema. A eso y nada más se encaminan todas las reformas y se entregan nuestros derechos. Los recortes en prestaciones esenciales se van a pagar esa deuda pública, por ejemplo, que Mariano Rajoy ha aumentado del 68.5% al 94% en un tiempo récord. Nadie en la historia logró semejante récord, y ahí está él y están sus voceros diciendo que España va como un tiro.”
Por el incremento de la deuda los economistas del sistema “justifican” también la venta de nuestra sanidad a los fondos buitres (que siguen ansiosos a por más, a la espera de nuestras pensiones) y se muestran insaciables y espoleados ante el olor de la debilidad, la dependencia y el sufrimiento. Y estoy con Rosa María Artal en que inhibirnos también nos hace cómplices de estas listas de espera que ahogan, de estas Urgencias donde se cobra ignominiosamente a los extranjeros, y donde se amontonan los pacientes que no pueden escapar a las políticas neoliberales de la sanidad. Y con Rosa María Artal me pregunto dónde va a parar esta deriva.
Quizás una manera de hacer muy visible la reponsabilidad de los políticos sea la de dejarles bien aislados, completamente solos, en sus crímenes. Otra excelente periodista, Antía Castedo, nos explica que ahora incluso el PSC dice “no avalar” el Pacto de Salud de Boi Ruiz que puede suponer el aval definitivo a la vampirización de la sanidad pública por la privada.
Harán falta nuevas y potentes Mareas. Será preciso que muchas Marchas de la Dignidad tomen Madrid. Pero valdría la pena que no sólo se adueñaran de calles y plazas. Valdría la pena que entraran en escuelas y hospitales, en despachos y bancos, en todos los lugares dónde nos han arrebatado lo que es de todas para devolver su auténtico sentido a los servicios públicos. Para espantar y echar definitivamente del timón de la política a parásitos y buitres.
