Luciano Gallino
A finales de 2012 un grupo de periodistas y políticos griegos presentaba en la Corte Penal Internacional de La Haya una denuncia por presuntos crímenes contra la humanidad a cargo del Presidente de la Comisión Europea (Barroso), de la directora del FMI (Lagarde), del Presidente del Consejo Europeo (Van Rampuy), de la Cancillera Merkel y de su ministro de Finanzas, Schäubel. A su vez, una activista de los derechos humanos, Sarah Luzia Hassel, apoyaba la denuncia con un documentadísimo informe sobre las acciones que han llevado a cabo estas instituciones perjudicando a Grecia y a otros países europeos o no.
Todas son acciones susceptibles de ser configuradas como crímenes contra la humanidad según el artículo 7 del Estatuto de Roma de la Corte Penal de La Haya. Que va desde la liquidación de la sanidad pública a las políticas agrarias, que han llevado al pacto del hambre a millones de personas; de la defensa del sistema financiero, perjudicando a los ciudadanos en beneficio de unas élites restringidas, que imponen sus decisiones a las instituciones; y por las intervenciones en el campo del trabajo y la protección social, dañando los derechos humanos básicos. Hay otro documento que acusa a los vértices de la UE de graves formas de ilegalidad, similares a las indicadas anteriormente, pero sin definirlas como crímenes contra la humanidad que se ha hecho público a finales de 2013 por el Centro de Políticas del Derecho Europeo de Bremen sobre una investigación de la Cámara del Trabajo de Viena.
Por lo que sabemos, los documentos citados siguen, parados, en los archivos de los destinatarios. Sin embargo, recientemente han ocurrido nuevos hechos, que podrían inducir a que cualquier ONG o formación política relanzase dichas denuncias. Véase el informe de finales de febrero de la revista médica Lancet sobre los daños que las autoridades de la UE están infligiendo a la población la crisis de la sanidad en Grecia mediante las medidas de austeridad. Quien sufre cáncer no dispone de las medicinas necesarias porque son demasiado costosas. El porcentaje de niños con riesgo de pobreza supera el 30 por ciento. Han reaparecido, después de cuarenta años, la malaria y la tuberculosis. Los suicidios han aumentado el 45 por ciento. No hay jeringas esterilizadas, que antes distribuía el sistema sanitario para los que se drogan: a veces se usa la misma jeringa. Este es el resultado: los casos de infección Hiv han pasado de 15 en 2009 a 484 en el 2012.
19 de marzo de 2014
Traducción de JLLB
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