Federico García Lorca estaba esperando a don Fernando de los Ríos en una cervecería cercana al Congreso de los Diputados. Mientras tanto improvisó esta coplilla:
¡Viva Fernando, viva Fernando,
de los Ríos Lampérez, barba de santo,
padre del socialismo de guante blanco.
Besteiro es elegante, pero no tanto.
¡Viva Fernando, viva Fernando,
Fernando el eremita, barba de santo!
Mi padre adoptivo, el maestro confitero Ceferino Isla, me contaba que siempre había votado a «don Fernando» y me enseñó esa coplilla que, en tiempos republicanos, era muy popular en la Vega de Granada. También me dijo que don Fernando, en un mitin socialista afirmó: «¡Santa Fe, Santa Fe, siempre serás Santa Fe!», que cada cual interpretó como quiso. Como yo todavía no había recorrido mundo pensé que quería decir «o Santa Fe o nada». Exageraciones nacionalistas de mis quince años.