Otra vuelta de tuerca para los pacientes crónicos "He decidido no medicarme para poder comer; hasta ahora el estómago me puede". Así de cruda fue la denuncia que ayer hizo Lola García, una mujer trasplantada de riñón. Para no rechazar el trasplante, estos pacientes tienen que tomar inmunosupresores que producen unos efectos secundarios. Ciertos enfermos tienen a su vez que tomar unos medicamentos para combatir esos efectos adversos y la posibilidad de que el trasplante se vaya al traste.












