La frase que da título a esta reflexión es de un sabio “solo sé que no sé nada “, obviamente más sabio que yo, ya que ni me acuerdo de quien era el que lo dijo, y acepto caballerosamente mi derrota al no ir siquiera a buscarlo a San Google. Admito que no sé nada del cáncer, paro de buscar, me rindo. Conocimientos, los que quieras, días te puedo hablar del tema sin parar, de dietas, de terapias, de ejercicios, de meditaciones, metabolismos celulares, masajes, ayunos, zumos, reacciones químicas, ozonos, hidroterapias, quimios etc… pero a la larga me he dado cuenta que eso no resuelve ni explica el cáncer.

Es humano querer tener el control, saber dónde y cómo empiezan las cosas y saber dónde y cómo acaban, es humano, pero se nos olvida que la naturaleza no está hecha solo para los humanos. La ciencia básicamente intenta buscar explicaciones para que nos quedemos tranquilos, sean o no sean ciertas necesitamos que nos den algo. Antes de eso se encargaba la religión pero su progresivo desprestigio nos ha llevado a buscar una religión nueva que se basa presuntamente en hechos pero que en realidad no explica el mundo si no que sigue explicando el mundo como los humanos creemos que es. De ahí la necesidad de estudios, estadísticas, porcentajes, pronósticos, proyecciones de futuro, laboratorios y demás. Yo había caído en la trampa de creer que sabía, pero ya me bajo de ese burro, “solo sé que no sé nada “.

A partir de ahora solo me agarro a lo que único que siento que es auténtico y que en estos años veo que funciona en la vida, llámalo tu propia esencia, tu divinidad, tu conexión con el todo, tu intuición, tu paz interior, tu coherencia. Las personas, diagnosticadas o no, que llegan ahí en mayor o menor medida realmente viven la vida, viven en presente desde su centro y comprenden que su sanación o su enfermedad es un proceso más de la existencia. Desde ahí sí que veo que las cosas tiene más sentido y que las terapias, quimios, cirugías o dietas funcionan mejor, y aun así 2 más 2 no siempre suman 4 por lo tanto repito “ sólo sé que no sé nada “.

Cándido Granada Álvarez.

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