Puede que suene extraño hacer esta reflexión sobre una serie de fantasía medieval con dragones, resucitados, y muertos que andan, pero es lo que me pide el cuerpo. Esta serie está en su octava temporada y yo había leído los libros y visto la serie hasta la tercera temporada más o menos. Ayer después de unos cuatro años sin saber nada de la serie he visto el segundo episodio de su octava temporada y he podido constatar la enorme evolución personal que han sufrido, nunca mejor dicho, sus personajes. En este episodio un montón de personajes importantes se reúnen en un único lugar, un castillo en el frío norte, a la espera de que al amanecer llegue a atacarlos masivamente el Rey de la Noche que es la propia Muerte, un muerto que lidera un ejército de muertos congelados que dan verdadero miedo.
En el día y la noche anterior a ese ataque los personajes van haciendo reflexiones sobre lo vivido, pidiendo y recibiendo perdones, muchos de esos perdones ni se dan porque con los años han visto que mirando hacia atrás ya no son necesarios… . Pensad que esta serie es bastante bestia y entre estos personajes ha habido traiciones, violaciones, torturas, amputaciones, odio a muerte, asesinatos (recordad que algunos han resucitado y todo), crueldad, encarcelamientos, asesinato de familiares… vamos, de todo, nada nuevo no obstante si sueles ver el Sálvame Deluxe de Telecinco. Algunos de estos personajes son verdaderos esperpentos, el enano inteligente, la mujer gigante guerrera, la niña asesina, el gordo cobarde y erudito, el cruel gigante con la cara quemada, el bastardo insultado que al final es el rey legítimo, el elegante caballero incestuoso y asesino de niños con la mano amputada… . Estos personajes a lo largo de la serie se han tenido que reconciliar con lo que son en realidad a pesar de la presión y las burlas, se han separado de los que no los aceptaban y comprendían, muchas veces de la misma familia y a veces con sangre de por medio, y han encontrado la paz y la fraternidad entre otros ex-inadaptados que finalmente han encontrado su lugar en el mundo después de haber encontrado un lugar para ellos mismos en su propio corazón.
Vi en todos ellos un poco el sueño de Canvi, personas que pueden hacer una limpieza personal en sus vidas, aceptarse como son, perdonarse y perdonar, madurar intensamente como personas, y ya entonces poder enfrentarse a la muerte o a la victoria sobre la enfermedad con el ánimo tranquilo y acompañados de personas que han hecho un trabajo similar. En esta serie todos ellos mostraban una motivación egoísta inicial, ahora, ante el reto de enfrentarse a ese ejercito de muertos, a la misma Muerte, todos ellos han decidido libremente ir a ese castillo a parar al ejercito de muertos buscando un bien mayor y común para todos. Podían huir, podían esconderse, pero han elegido plantarse con la conciencia tranquila, el ánimo un poco nervioso y esperar a la Muerte que afortunadamente a todos nos llega en la forma en que elegimos vivirla.
La glamurosa excepción, la Reina Cersei Lannister, la mujer avariciosa y envidiosa por excelencia que busca matar su miedo matando todo lo que la asusta, ella se ha vuelto mucho más inteligente y artera pero en absoluto más sabia.
No ha entendido nada, no ha comprendido nada, no ha amado nada.
Cándido Granada Álvarez.
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