Además del impacto inmediato del COVID-19 en la salud pública, es muy probable que la pandemia tenga amplias repercusiones económicas. Muchos países han tomado medidas para limitar o prevenir las interacciones sociales mediante la implementación de toques de queda, bloqueos y restricciones de circulación. Estos han impactado negativamente en los hogares de escasos recursos que dependen de ingresos diarios para satisfacer sus necesidades básicas.
El Fondo Monetario Internacional predice que la pandemia conducirá a la peor recesión económica reduciendo la economía mundial en aproximadamente un 3 por ciento en 2020. Más de 90 países y la mayoría de los países del Sur se han acercado al Fondo solicitando algún tipo de asistencia financiera para ayudarlos a resistir la pandemia. Estos países están sufriendo una falta considerable de atención médica junto con la pérdida de fuentes de ingresos tradicionales como la agricultura, el turismo, la minería y las ventas de petróleo. La mayoría de los gobiernos de los países del Sur ya tienen enormes déficits presupuestarios y no están en condiciones de dar el tipo de apoyo social que los países del Norte conceden. Peor aún, la pandemia ha afectado a los países del Sur durante un período de crecimiento económico modesto.
Implicaciones de las medidas de contención pandémica
En los países del Sur, la mayoría de los ciudadanos son empleados del sector informal, y las mujeres constituyen la mayoría de estos trabajadores informales. Estos países del Sur también tienen altos índices de desempleo y donde hay trabajo, es en su mayoría precario. Las medidas de salud pública implementadas para frenar la propagación del virus aumentan también el costo de vida de las personas con escasos recursos y que trabajan en el sector informal. Muchos viven en asentamientos informales, donde la pobreza, la falta de agua, el saneamiento y la sobrepoblación dificultan aún más la vida. Muchos viven de forma precaria, sin redes de seguridad adecuadas o ahorros significativos. Las familias de bajos ingresos carecen de efectivo disponible y no pueden almacenar alimentos durante los cierres de emergencia, ya que necesitan ingresos diarios y sostenidos para satisfacer las necesidades básicas.
Se pierden empleos, se alteran medios de subsistencia y, en estas circunstancias, la pobreza infantil aumentará dramáticamente. Muchas familias de bajos ingresos están haciendo todo lo posible para sobrevivir día a día, pero esto a menudo los pone en riesgo de contraer el virus y ser arrestados por infringir las regulaciones gubernamentales. El distanciamiento social no es una opción para estas familias vulnerables, que continúan trabajando en entornos que las ponen en mayor riesgo de contraer el virus y esto se ve agravado por la predominación de enfermedades como la malaria y el cólera.
Impacto en familias de bajos ingresos con niños/niñas
Es probable que el impacto del COVID-19 en las familias de bajos ingresos con niños y niñas sea más grave a corto plazo, pero la recuperación de estas familias llevará mucho más tiempo. Existe una necesidad urgente de evitar que los grupos más vulnerables de la sociedad paguen el precio más alto. Es preocupante que la mayoría de las economías de los países del Sur son predominantemente informales y carecen del espacio fiscal y los recursos financieros para implementar el tipo de redes de seguridad y medidas de estímulo económico que se están implementando en los países del G20. Sin embargo, los países del Sur aún tienen la oportunidad de utilizar los recursos disponibles en la implementación de medidas urgentes para mitigar el impacto.
Oportunidad para una respuesta única
La pandemia del COVID-19 ofrece a los gobiernos de países del Sur la oportunidad de abordar las causas subyacentes de la pobreza infantil y las políticas que han contribuido a la pobreza familiar y a la ampliación de las desigualdades en sus economías. Para salir adelante, deben adoptarse medidas para abordar la evidente falta de recursos en los sistemas de salud y la necesidad de medidas de vivienda accesibles, agua y saneamiento. Muchos países ya cuentan con sistemas de redes de seguridad social que incluyen transferencias de dinero efectivo dirigidas a grupos objetivo, como los que viven en la pobreza, los ancianos y las personas con discapacidad. Se demanda que los países del Sur expandan estos sistemas existentes.
Medidas directas e indirectas
El COVID-19 intensificará aún más la pobreza infantil, tanto directa como indirectamente, y los gobiernos del Sur deben tomar medidas urgentes para mitigar su impacto y desarrollar de manera proactiva redes de seguridad social adaptadas a la situación del país. Las medidas directas que benefician a los niños, las niñas y las familias de bajos ingresos incluyen:
- Seguridad alimentaria y nutricional: la amenaza a la supervivencia, la desnutrición y el retraso crónico del crecimiento es real, la ayuda alimentaria, las intervenciones amplias de seguridad alimentaria y nutricional ayudarán a mitigar el riesgo. Esto se puede hacer ampliando los actuales programas nacionales y la ayuda alimentaria de emergencia para niños vulnerables y familias de bajos ingresos.
- Atención básica de salud y seguimiento por parte del personal de primera línea: será fundamental garantizar un contacto sostenido con atención básica de salud para los niños y las niñas. Esto permitirá no solo la detección prematura de enfermedades, incluido el COVID-19, sino también la continuidad de los servicios regulares vitales para los niños y las niñas, como la vacunación.
- Transferencias directas de beneficios (TDB): el fortalecimiento de las redes de seguridad de protección social también debe incluir programas de transferencias de dinero en efectivo directamente para familias, niños y niñas que viven en situación de pobreza. Los gobiernos deberían trabajar conjuntamente con aquellas organizaciones civiles que ya han identificado previamente a los niños que viven en situación de pobreza para realizar transferencias de dinero en efectivo. Esto permite a las familias de bajos ingresos hacer frente directamente a los efectos de la pandemia.
Al reconocer el papel crucial que tienen las redes de seguridad social en la reducción de la pobreza infantil entre las familias de bajos ingresos, los gobiernos de países del Sur deben enfocarse en medidas indirectas que impactarán positivamente a las familias de bajos ingresos y, por lo tanto, salvaguardar indirectamente a sus hijos y sus hijas. Estas medidas pueden incluir:
- Ayuda financiera para familias de bajos ingresos: poner en marcha paquetes de ayuda financiera que incluyen transferencias universales directas de dinero en efectivo, suspender el pago de facturas de agua y electricidad, subsidios, condonación de préstamos, reducción de las tasas de interés, esquemas especiales de garantía de empleo y recortes de impuestos para familias con bajos ingresos, los trabajadores independientes y del sector informal.
- Dar prioridad a barrios marginales urbanos y asentamientos informales: la implementación de intervenciones ofrecería soluciones a largo plazo para prevenir la propagación de futuros brotes de enfermedades y reducir el empobrecimiento al proporcionar acceso a servicios de salud de emergencia, saneamiento y suministro de agua.
- Vigilancia e inclusión de los más vulnerables: los gobiernos y la sociedad civil deben intensificar los esfuerzos para identificar a aquellos que no forman parte de ninguna red de seguridad social existente, incluidos los refugiados, los desplazados internos, las comunidades marginadas y sus hijos e hijas para obtener apoyo e inclusión proactivos.
Rev. Fred Nyabera
Director Arigatou International - Acabar con la pobreza infantil