Vivimos en un mundo en el que ponemos valor a las cosas según el precio que tengan, incluso ponemos precio a nosotros como ser humano según lo que cobremos en un trabajo creemos que valemos más o menos, pero se nos olvida que una cifra no puede medir lo que valemos, que ante todo somos humanos, con nuestras alegrías, desdichas, motivaciones y convicciones.
Los precios nos rodean, allá donde miremos vemos cifras, todo tiene precio, incluso hasta los derechos, ¿qué precio le pondrías a tus derechos? A tu derecho de un trabajo digno, a comer diariamente, una vivienda, el derecho de los niños a una buena educación,...
No nos damos cuenta pero con cada producto que compramos estamos poniendo un precio a los derechos fundamentales de las personas que han hecho posible que podamos adquirirlo. Cuando compramos ponemos el piloto automático y no consumimos de forma consciente, se nos "olvida" que tras cada producto que vemos en una tienda hay cientos de personas que han formado parte del proceso para que tú lo tengas al alcance para comprarlo.

No solo por el mundo en el que vivimos y por los productores, sino por nosotros mismos deberíamos de vez en cuando parar, bajar el ritmo de esta vida frenética y preguntarnos:¿Es bueno para mí? ¿Es bueno para el planeta? ¿Es bueno para las personas?
El Comercio Justo responde afirmativamente a estas tres preguntas, pues habla de valores y no de precios, da valor a la vida, a unas condiciones dignas de trabajo, a la infancia, en definitiva; a los derechos humanos. Esto se debe a que es un tipo de comercio que pone a las personas por encima de todo, en cambio el comercio habitual únicamente se rige por la guerra de precios.
Por lo que si los productos de Comercio Justo, respetan los derechos, esto se ve también reflejado en el precio, es por esto que cuando vemos un producto de Comercio Justo en el mercado, no se nos olvide que el precio real sí que se está pagando la lucha contra la explotación laboral o del medio ambiente.
Seamos consumidores conscientes y no olvidemos plantearnos lo que hay detrás del precio del producto.
Por lo que si los productos de Comercio Justo, respetan los derechos, esto se ve también reflejado en el precio, es por esto que cuando vemos un producto de Comercio Justo en el mercado, no se nos olvide que el precio real sí que se está pagando la lucha contra la explotación laboral o del medio ambiente.
Seamos consumidores conscientes y no olvidemos plantearnos lo que hay detrás del precio del producto.