Homenaje a Apolonio de Pérgamo
1.-- Carme Chacón es mucho Carme Chacón. Una prueba de su muchez ha sido la explicación que nos ha endilgado sobre el escuálido resultado que ha conseguido el Partit dels Socialistes de Catalunya en las elecciones del domingo pasado, que ella encabezaba. Su respuesta ha sido contundente: «el voto es volátil». O sea, la papeleta vuela y lo hace «qual piuma al vento», según la machista expresión de Francesco Maria Piave, autor de aquel libreto que el maestro Verdi no quiso corregir. Además, Chacón añade que el resultado de su partido en Cataluña es «razonable». Un inciso: un servidor esperaba que su mirada de género hubiera sido más lúcida.
Decir que el voto es volátil es más propio de un politólogo menor. Si lo dice un dirigente político –y en este caso, alguien que ha encabezado una lista electoral-- es una, dicho a cosica hecha, baratija del espíritu. Así pues, la gente que vota –o no vota a Fulano, en este caso Zutana-- no es la responsable de unos u otros resultados electorales sino de una papeleta que tiene alas y, caprichosamente, se posa en las urnas. Ustedes me dirán que este argumento está cogido con pinzas, pero se aproxima a lo que nebulosamente ha dicho doña Carmen.
Estas baratijas del espíritu tienen un origen: las valoraciones de unos y otros partidos, tras los resultados electorales, se han orientado, por lo general, salir del paso, a maquillar el descalabro, si el resultado es adverso, para no asumir responsabilidad alguna. Fíjense en la evolución del voto socialista en Cataluña en las elecciones generales: año 2008, 1.689.911 (45,4%); año 2011, 922.547 (20.11 %); 2015, 589.021 (15,7). Todo un ejemplo de esa casquivana figura geométrica, que es la parábola, sobre la que tanto escribió el gran Apolonio de Pérgamo. Chacón, sin embargo, opta por la explicación del libretista Piave. No es esta la explicación que se desprendería de la valoración de urgencia que nos propone Javier Aristu en su artículo Lunes de resaca: «Han sido muchas las lealtades que se han roto» (1).
Que desde el año 2008 hasta ahora, los socialistas catalanes hayan perdido cerca de un millón doscientos mil votos es algo que debería preocupar al conjunto de dicho partido y, más todavía, por las consecuencias que se derivan de ello. Porque no es la dichosa «volatilidad del voto» sino las «muchas lealtades que se han roto» durante los años de la gran crisis económica.
En apretada conclusión, Chacón debe una explicación de esa prodigiosidad que significa que el voto es volátil.
2.-- ¿Y qué me dicen ustedes del artificioso Artur Mas? El caballero, que ya no es convergente sino divergente, ha conocido un revolcón electoral que ha conmocionado las covachuelas del Palau de Sant Jaume. Pero, ya se sabe: a grandes males, grandes desvergüenzas. Hace cuentas nuestro hombre y ve que En Comú-Podemos rompe parcialmente la polarización catalana. Y comoquiera que sus resultados han sido de secano busca en tierras de regadío su excusa: «Ha aumentado el soberanismo», afirma a golpe de anacoluto caballuno. Y no pocos de sus parciales le aplauden con menos decibelios de lo esperado. En todo caso, Artur Mas no puede decir que el voto es volátil, porque sería traicionar el truculento zeitgeistque ha construido mentalmente, el espíritu de la época de sus costaleros.
(1) Javier Aristu: http://encampoabierto.com/2015/12/21/lunes-de-resaca/