¿Qué tienen en común unos olivos extremeñas y unos langostinos tropicales en Rotterdam? Que son dos iniciativas sostenibles que deben su éxito a una fuerte apuesta por la innovación. De los olivos se hace biocombustible que calienta las casas con energía limpia [1], mientras que los langostinos crecen en una piscifactoría que mantiene la temperatura del agua aprovechando el calor disipado por una central eléctrica [2].












