Cada 22 de abril se conmemora el Día de la Tierra con el fin de concienciar a la ciudadanía de todo el mundo sobre la importancia de tomar medidas para proteger la biodiversidad del planeta, reducir la contaminación y promover un equilibrio que asegure la supervivencia de todas las especies.
En la actualidad, el cambio climático y las acciones humanas que amenazan la biodiversidad, como la deforestación, el comercio ilegal de vida silvestre, la ganadería intensiva, el cambio del uso del suelo... representan los mayores desafíos para el futuro de la humanidad y del resto de especies.
Así pues, la Dra. Jane Goodall ha querido aprovechar esta ocasión para compartir un mensaje para hacernos reflexionar sobre cómo podemos contribuir a salvar el planeta Tierra, nuestro único hogar:
"Hay un mensaje muy importante que quiero compartir en este Día de la Tierra 2025: os pido a tod@s que tratéis cada día del año como si fuera el Día de la Tierra. El planeta Tierra es el único hogar que conoceremos jamás y, sin embargo, lo estamos dañando sin descanso. Estamos destruyendo bosques, selvas, humedales, turberas, sabanas, praderas y muchos otros ecosistemas que ni siquiera he mencionado. Estamos contaminando ríos, lagos y océanos. Estamos emitiendo gases de efecto invernadero que provocan el aumento de las temperaturas, lo que a su vez cambia los patrones climáticos y genera más huracanes, tifones, inundaciones, sequías, olas de calor e incendios forestales que pueden destruir nuestros hogares. Estamos en medio de la sexta gran extinción de especies animales y vegetales.
Si a todo esto le sumamos el hecho de que cientos de miles de personas están sufriendo por la guerra, la pobreza y la discriminación, no es de extrañar que cada vez más gente esté perdiendo la esperanza. Entonces, me preguntan si de verdad tengo esperanza en nuestro futuro. Pues sí, creo que aún hay una ventana de tiempo en la que podemos, al menos, frenar el cambio climático y la pérdida de biodiversidad. Pero solo si nos unimos y actuamos ahora. Sin esperanza, caeremos en la apatía y no haremos nada. Y entonces sí estaremos perdidos.
Dejadme que os comparta mis razones para la esperanza, y creo que much@s de vosotr@s ya las conocéis.
La primera son l@s jóvenes. En todas partes, cuando comprenden los problemas y se sienten empoderados para actuar, se enfrentan al desafío. Nuestro movimiento Raíces y Brotes, que ya está presente en 75 países, está creciendo rápidamente y cuenta con jóvenes de todas las edades. Ell@s están marcando una verdadera diferencia, muchas veces influenciando a sus padres y madres, abuel@s, docentes y amig@s.
En segundo lugar, la naturaleza es asombrosamente resiliente. He visto muchos lugares que habíamos destruido por completo y que, con el tiempo –y a veces con un poco de ayuda (de Raíces y Brotes, en muchos casos)–, la naturaleza se ha logrado recuperar. Escribí un libro sobre animales al borde de la extinción que han tenido una segunda oportunidad, gracias a personas decididas a que no desaparezcan. Personas que demuestran ese espíritu indomable, enfrentando desafíos que parecen imposibles... y logrando superarlos.
Y luego está nuestro maravilloso intelecto humano. L@s científic@s están desarrollando tecnologías que nos permiten vivir en mayor armonía con la naturaleza, como las energías alternativas.
Quizás estéis pensando: ¿y eso qué tiene que ver conmigo?, ¿qué puedo hacer yo? Y os digo que, cada día que vivís, tenéis un impacto en el mundo y podéis elegir qué tipo de impacto queréis dejar. Podéis acordaros de apagar las luces. Tal vez podáis caminar o ir en bicicleta, o coger el tren o el autobús en vez de usar el coche. Podéis pensar en lo que compráis: cuando se fabricó ¿ese producto dañó al medio ambiente?, ¿fue cruel con los animales?, ¿es barato por salarios injustos? Entonces buscad un producto producido más éticamente. ¿Costará más? Probablemente sí, pero lo valoraréis más y desperdiciaréis menos. Y hoy en día, el desperdicio es un gran problema.
Y algo más, muy importante: podéis adoptar una dieta basada en vegetales. En parte, porque eso reduciría enormemente el sufrimiento de los miles de millones de animales hacinados en granjas industriales, pero también porque se destruyen enormes áreas de hábitat para cultivar alimento que se destina al ganado. Se necesita muchísima agua para transformar la proteína vegetal en proteína animal, y estos animales producen metano durante la digestión, un gas de efecto invernadero muy virulento. Además, es una opción más saludable para nosotr@s.
Millones de personas reflexionando sobre su propia huella ambiental pueden marcar una enorme diferencia y contribuir en gran medida a sanar a la Madre Tierra. Y recordad que dependemos del mundo natural para tener comida, agua, para todo. Así que, por el bien de nuestr@s hij@s y de todas las generaciones futuras, por favor, empecemos hoy. No solo en este Día de la Tierra 2025, sino todos los días que están por venir.
Gracias".
Dra. Jane Goodall
Fundadora del Instituto Jane Goodall
Mensajera de la Paz de las Naciones Unidas
En la actualidad, el cambio climático y las acciones humanas que amenazan la biodiversidad, como la deforestación, el comercio ilegal de vida silvestre, la ganadería intensiva, el cambio del uso del suelo... representan los mayores desafíos para el futuro de la humanidad y del resto de especies.
Así pues, la Dra. Jane Goodall ha querido aprovechar esta ocasión para compartir un mensaje para hacernos reflexionar sobre cómo podemos contribuir a salvar el planeta Tierra, nuestro único hogar:
"Hay un mensaje muy importante que quiero compartir en este Día de la Tierra 2025: os pido a tod@s que tratéis cada día del año como si fuera el Día de la Tierra. El planeta Tierra es el único hogar que conoceremos jamás y, sin embargo, lo estamos dañando sin descanso. Estamos destruyendo bosques, selvas, humedales, turberas, sabanas, praderas y muchos otros ecosistemas que ni siquiera he mencionado. Estamos contaminando ríos, lagos y océanos. Estamos emitiendo gases de efecto invernadero que provocan el aumento de las temperaturas, lo que a su vez cambia los patrones climáticos y genera más huracanes, tifones, inundaciones, sequías, olas de calor e incendios forestales que pueden destruir nuestros hogares. Estamos en medio de la sexta gran extinción de especies animales y vegetales.
Si a todo esto le sumamos el hecho de que cientos de miles de personas están sufriendo por la guerra, la pobreza y la discriminación, no es de extrañar que cada vez más gente esté perdiendo la esperanza. Entonces, me preguntan si de verdad tengo esperanza en nuestro futuro. Pues sí, creo que aún hay una ventana de tiempo en la que podemos, al menos, frenar el cambio climático y la pérdida de biodiversidad. Pero solo si nos unimos y actuamos ahora. Sin esperanza, caeremos en la apatía y no haremos nada. Y entonces sí estaremos perdidos.
Dejadme que os comparta mis razones para la esperanza, y creo que much@s de vosotr@s ya las conocéis.
La primera son l@s jóvenes. En todas partes, cuando comprenden los problemas y se sienten empoderados para actuar, se enfrentan al desafío. Nuestro movimiento Raíces y Brotes, que ya está presente en 75 países, está creciendo rápidamente y cuenta con jóvenes de todas las edades. Ell@s están marcando una verdadera diferencia, muchas veces influenciando a sus padres y madres, abuel@s, docentes y amig@s.
En segundo lugar, la naturaleza es asombrosamente resiliente. He visto muchos lugares que habíamos destruido por completo y que, con el tiempo –y a veces con un poco de ayuda (de Raíces y Brotes, en muchos casos)–, la naturaleza se ha logrado recuperar. Escribí un libro sobre animales al borde de la extinción que han tenido una segunda oportunidad, gracias a personas decididas a que no desaparezcan. Personas que demuestran ese espíritu indomable, enfrentando desafíos que parecen imposibles... y logrando superarlos.
Y luego está nuestro maravilloso intelecto humano. L@s científic@s están desarrollando tecnologías que nos permiten vivir en mayor armonía con la naturaleza, como las energías alternativas.
Quizás estéis pensando: ¿y eso qué tiene que ver conmigo?, ¿qué puedo hacer yo? Y os digo que, cada día que vivís, tenéis un impacto en el mundo y podéis elegir qué tipo de impacto queréis dejar. Podéis acordaros de apagar las luces. Tal vez podáis caminar o ir en bicicleta, o coger el tren o el autobús en vez de usar el coche. Podéis pensar en lo que compráis: cuando se fabricó ¿ese producto dañó al medio ambiente?, ¿fue cruel con los animales?, ¿es barato por salarios injustos? Entonces buscad un producto producido más éticamente. ¿Costará más? Probablemente sí, pero lo valoraréis más y desperdiciaréis menos. Y hoy en día, el desperdicio es un gran problema.
Y algo más, muy importante: podéis adoptar una dieta basada en vegetales. En parte, porque eso reduciría enormemente el sufrimiento de los miles de millones de animales hacinados en granjas industriales, pero también porque se destruyen enormes áreas de hábitat para cultivar alimento que se destina al ganado. Se necesita muchísima agua para transformar la proteína vegetal en proteína animal, y estos animales producen metano durante la digestión, un gas de efecto invernadero muy virulento. Además, es una opción más saludable para nosotr@s.
Millones de personas reflexionando sobre su propia huella ambiental pueden marcar una enorme diferencia y contribuir en gran medida a sanar a la Madre Tierra. Y recordad que dependemos del mundo natural para tener comida, agua, para todo. Así que, por el bien de nuestr@s hij@s y de todas las generaciones futuras, por favor, empecemos hoy. No solo en este Día de la Tierra 2025, sino todos los días que están por venir.
Gracias".
Dra. Jane Goodall
Fundadora del Instituto Jane Goodall
Mensajera de la Paz de las Naciones Unidas