Si hay personas que conocen la situación actual de permanecer en casa por fuerza de causa mayor son los enfermos renales.
El aislamiento no les pilla de nuevas y saben lo que es enclaustrarse en su hogar durante una larga temporada, sobre todo después de salir de un trasplante que les merma las defensas. Y lo conocen de primera mano porque las circunstancias de su vida les ha llevado a largas semanas en sus hogares. Un confinamiento con el objetivo de mejorar la salud. Es decir, lo que piden las autoridades sanitarias en estos tiempos que corren. «Para nosotros no es tan duro porque conocemos la situación de estar semanas en el hospital, y luego en casa. Lo llevamos bastante bien. Aún así, intentamos andar mucho. La retención de líquidos está ahí. No podemos estar mucho tiempo sentados», afirmó la presidenta de la asociación Alcer, Inmaculada Gutiérrez.
Los recursos asistenciales, centrados principalmente en atajar la pandemia, ha parálizado la donación de los órganos
Fuente: El Norte de Castilla