La tasa de contagio y de fallecimientos por causa de la COVID-19 es mayor en enfermos renales que necesitan hemodiálisis que en el resto de la población. En el caso de los trasplantados, se explica por la inmunodepresión que sufren por la medicación para evitar el rechazo, mientras que, en el resto, las frecuentes visitas a los hospitales y centros sanitarios aumentan el riesgo de contagio.
Para Daniel Gallego, presidente de la Federación Europea de los Pacientes Renales, “la COVID-19 ha sido un punto de inflexión, y ha puesto de manifiesto lo mucho que las personas con enfermedad renal crónica frecuentan el hospital”. Como apunta desde su experiencia personal, “la cronicidad debe ser manejada en un entorno domiciliario siempre que sea posible, porque, además, la familia y el hogar son elementos terapéuticos en sí mismos”.
Avances tecnológicos
Con este fin, la tecnología actual avanza en la mejora técnica de las máquinas de diálisis domiciliarias, con logros como una reducción de su peso y una mayor transportabilidad. Desde la Federación Nacional de Asociaciones para la Lucha contra las Enfermedades de Riñón, ALCER, que también preside Gallego, destacan la importancia de seguir avanzando en este tipo de innovaciones tecnológicas.Con todo, los actuales sistemas de diálisis domiciliaria aportan múltiples beneficios a los pacientes con enfermedad renal crónica. La mejora de la calidad de vida de estas personas incluye una recuperación de la postdiálisis más rápida, una menor incidencia de síndromes depresivos y una mejor respuesta sexual. Desde Palex, empresa especializada en este tipo de tecnología, explican que la HDD, aporta mejoras cuantificables en otro tipo de parámetros, como son el aumento de supervivencia, la mejora de la función cardíaca y la menor medicación. En este sentido, destaca el hecho de que el 80% de los pacientes que realizan hemodiálisis de alta frecuencia en sus domicilios ven reducida la dosis de medicamentos como los antihipertensivos o la heparina.
Desde el punto de vista de la incidencia económica del tratamiento de este tipo de enfermos renales, las cifras hablan de un ahorro para el erario público de en torno al 20% en pacientes con hemodiálisis seis veces por semana. Para el presidente de ALCER, este tipo de soluciones tecnológicas están infrautilizadas. “Deberían poder acogerse a estas máquinas un mayor número de pacientes, pues fomentan el autocuidado, el empoderamiento y la autonomía”. Según explica, este tipo de tratamiento comporta mejoras como “la eliminación de las toxinas de forma más natural, al aumentar la frecuencia de la diálisis, así como una dieta menos restrictiva que en el hospital”. La hemodiálisis domiciliaria “permite adaptar la vida laboral, social y los horarios a la enfermedad, y no al revés, evitando la dictadura del horario en el hospital”, concluye.
Los avances tecnológicos permiten adaptar el tratamiento a la vida laboral y personal y reducen el riesgo de contagio en pacientes renales
Fuente: Diario Medicina, elaborado para El País