Hoy vamos a hablar del “buenismo” que según la R.A.E. consiste en: “Actitud de quien ante los conflictos rebaja su gravedad, cede con benevolencia, o actúa con excesiva tolerancia”. Por motivos personales, estoy inmerso en un proceso de gestión grupal que no está yendo demasiado bien. Se trata de un grupo de unas cuarenta personas entre los treinta y cuarenta años, con una ideología tendiente hacia el buen rollo y la armonía.
En principio todo perfecto, mientras todo siga perfecto. Pero ya sabemos que en ésta vida abundan las curvas, y a veces hace falta un volantazo, o un frenazo de sopetón. Se confunde muchas veces, la buena voluntad con la ausencia de una actitud crítica. Crítica constructiva, se entiende. Cuando algo está mal, está mal. Desde ahí puedes elegir increpar al responsable de malas maneras, o bien encontrar la causa, y ayudar a responsable a solucionar el problema de buen rollo, que se dice.
El no querer ver las fallas de alguien por no ser el “malo” de la película, sólo hace que esta persona no encuentre motivos para mejorar como persona o enfrentar aquello que le impide mejorar. Si te pasas la vida solucionándole los problemas a un hijo, harás de él un idiota indolente y dependiente. En una organización es exactamente lo mismo, los errores se encuentran, se solucionan, y se gestionan con el responsable, no hay otra manera. Y si el responsable es incapaz, se encuentra otro responsable que pueda gestionar el asunto.
Mi terapia consiste precisamente en eso, con simple buenismo, una persona no encuentra su sanación. Precisamente no puedes hacerle mayor favor a alguien que mostrarle sus fallos, aunque a su ego le repatee que se lo digas. Pero en ese fallo, y su solución, está su salvación. Física, o personal.
En este grupo corre la idea de que la comunidad se hace sola. Craso error para mí también. A veces creemos que ponernos un título, ya hace que automáticamente seamos lo que ese título dice. Es como si por casarnos, nuestro matrimonio ya está resuelto. Cuando todos sabemos que el matrimonio es una unión que ha de trabajarse y resolverse, cada día. No porque nos hayamos casado, nuestra unión está garantizada. Una comunidad ha de construirse cada día, no se puede dar por supuesta porque te pongas el título de comunidad o tengas algo en común.
Os iré contando mi aprendizaje en este grupo, a fin de cuentas, el aprendizaje consciente, es para mí, la verdadera razón de nuestra existencia.
Cándido Granada Álvarez
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